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"La pandemia es un ejemplo perfecto para explicar el insomnio"

La corosomnia es el término acuñado por los expertos para describir el auge del mal dormir por la incertidumbre generada por la covid-19

Un hombre no puede conciliar el sueño en plena madrugada. | FDV

Le llaman covidsomnia o coronasomnia. Es el nombre acuñado por los expertos a los problemas de insomnio causados por la pandemia. El estrés, la ansiedad y los cambios de hábitos provocados por la covid-19 han incrementado los problemas de sueño entre la población, especialmente entre la gente mayor. Según la encuesta sobre Salud Mental realizada por el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), el 41,9 % de los españoles ha tenido problemas de sueño desde que el SARS-Cov-2 llegó a nuestras vidas. 

Si bien es cierto que el mal dormir lleva acompañando años a muchas personas, la incertidumbre creada por el coronavirus ha potenciado el problema. La perpejlidad general, el miedo a morir o a que muera un familiar, problemas laborales, económicos y sociales nos están quitando más el sueño desde hace un año. 

Dormimos peor porque vivimos peor. Lo dice Antonio Benetó, médico de las unidades del sueño del hospital 9 d’Octubre (Vithas) y del centro médico Sanitas de Valencia. «La pandemia ha supuesto un aumento de los factores de estrés sobre la población en general, incluso en grupos de población con mayor impacto como la gente mayor. En realidad más que un trastorno del sueño es un trastorno de la vigilia, que hace que cuando llega la noche no amortigüemos el nivel de vigilancia, y eso provoca que los mecanismos del sueño no puedan actuar por la existencia trabas», explica.

Existen diferentes factores que afectan a la conciliación del sueño como la exposición a la luz y a las pantallas tecnológicas, horarios irregulares o el consumo de medicamentos. En este sentido, la crisis sanitaria no nos ha hecho ningún bien. El estudio Global Sleep Survey 2021 elaborado por Philips revela que un 37 % de la población sufrió las consecuencias negativas de la pandemia en el sueño. El 70 % de los encuestados tuvieron más problemas para dormir y el 43 % afirma que se despertaba en mitad de la noche.

Durante los primeros meses de la pandemia, la Sociedad Española de Neurología estimó que un 25-30 % de la población presentaba insomnio transitorio. En el colectivo de los sanitarios estos datos aumentaron al 80 %. Los jóvenes y niños también se han visto afectados por el coronainsomnio. «La oscilación del sueño a la vigilia es como un interruputor on-off. Para que funcione hay que apagar el otro. Con el aumento del nivel de secreción de las hormonas del estrés, por los conflictos emocionales derivados de la pandemia, el sueño se ve perjudicado. La pandemia es un ejemplo perfecto, casi paradigmático, ya que aumenta nuestra incertidumbre, nuestro miedo. Por un lado, por los efectos mismos de la enfermedad. También porque pensábamos que tras la primera oleada ya estábamos en la calle; después, que con la vacunación ya estaba resuelto, y ahora hemos visto que las vacunas no curan, sino que amortiguan», afirma el doctor Benetó.

Las medidas de aislamiento, cada vez menos con la paulatina eliminación de las restricciones, también provocaron mayor nivel de estrés. «El ser humano es un ser social que necesita la relación con sus congéneres. Si nos limitan nuestra capacidad de reunión, también nos estresamos más. Esto no sólo aumenta el insomnio, sino también la ansiedad, los cuadros depresivos, y muchas veces el insomnio es un síntoma de estos cuadros», incide Benetó. «A un nivel global, la covid ha creado una alarma en toda la población, así que es lógico que haya aumentado el insomnio», añade.

Buscar soluciones

El insomnio requiere soluciones, ya que puede presentar otros problemas sociales y de salud para las personas. En primera instancia afecta al rendimiento laboral y académico, a la capacidad para prestar atención y al estado de ánimo. Si los problemas de insomnio persisten, se pueden desarrollar otros problemas de salud. Pero el coronainsomnio -que comenzó hace ya un año con el confinamiento- se ha prolongado hasta la actualidad. Y es que el estrés, la incertidumbre o la ansiedad por estar viviendo la crisis sanitaria continúa alterando el sueño de gran parte de la población.

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