Hace un año, y por las restricciones sanitarias impuestas durante la pandemia, celebramos estos premios en clandestinidad, con grupos reducidos de diez personas. Una triste realidad, que ahora parece lejana, pero que no creo que podamos ni debamos olvidar.

En aquella ocasión los premios se los entregamos a los imprescindibles. A los esenciales. Quisimos aplaudir a todos aquellos que nos habían cuidado y protegido.

Quisimos acordarnos de todo el mundo. También de los barrenderos, de las amas de casa que cocinaron para cientos de personas sin recursos y de aquellos vecinos de escalera que se preocuparon y cuidaron de los enfermos que estaban confinados.

Comisión Europea

Los que me conocen saben la ilusión que me hace el premio del año que acabamos de entregar. Porque con los premios del año pasado quisimos reconocer a todos los esenciales, pero nos dejamos a uno de los principales. A una figura imprescindible para salir de la crisis, para unirnos como sociedad y para garantizar la esperanza de que había luz al final del túnel.

Déjenme que haga el premio más grande y extensivo.

Premiamos a la política con mayúsculas. A la actividad de los que gobiernan o aspiran a gobernar los asuntos que afectan a una sociedad o a un país.

A ese grupo de servidores públicos que hizo que el sistema de convivencia funcionara.

Sé que no es popular lo que digo. Y sé que muchos de ustedes son críticos. Nosotros también lo hemos sido. Ha habido errores y seguro que sabiendo lo que sabemos ahora, lo habríamos podido hacer mejor.

Aún así, hoy queremos darles las gracias. Porque pasaron miedo como todos, pero supieron desde el primer momento que no podían esconderse porque eran un engranaje fundamental para superar la crisis.

Conozco alcaldes y alcaldesas, concejales y concejalas, que sacaron la basura y llevaron medicinas a casas de vecinos que temían abrir la puerta.

Conozco a presidente de diputación que se reinventaron y que ayudaron a los municipios más pequeños a los que una pandemia mundial les resultaba inabarcable en soledad.

Conozco a una consellera de Sanidad que no dejó nunca de dar la cara, incluso cuando perdió a una de sus personas más queridas.

Conozco a un President que no dejó ni un día durante meses de ir a su despacho a tomar las decisiones más difíciles e inimaginables. Unas decisiones que ninguno de nosotros habría querido tomar.

Premios de esperanza Pasamos miedo.

Todos. Así que hoy hemos querido premiar la esperanza que nos dio una institución como la Comisión Europea y su determinación para lograr la vacuna y poner en marcha unos fondos que garanticen unos servicios sociales más importantes que nunca.

Premiamos la esperanza que simbolizan las mujeres del Valencia Basket.

La que representan unos voluntarios que protegen las crías de una especie amenazada.

La de una empresa que apuesta por el Medio Ambiente en contra de sus intereses económicos. Y la de nuestra cultura. Porque la cultura también es esperanza.

150 aniversario

Y esperanza es cumplir 150 años. Hubo días que temimos que nunca llegaríamos a celebrarlos.

Nos sentimos frágiles. Estoy segura de que a ustedes también les pasó. Por eso, aunque nuestro cumpleaños es el 24 de octubre del año que viene, nos van a permitir que lo celebremos desde ya.

Estamos muy contentos de nuestros 150 años y se lo vamos a repetir muchas veces y vamos a hacer cosas muy chulas en este año. Les invitaremos a todas.