A raíz de una información ofrecida sobre la cumbre de Glasgow y de los acuerdos sobre la reducción de emisiones de metano, se eligió en una televisión nacional una imagen equivocada en muchos sentidos. Se pusieron unas imágenes de unos espectaculares cultivos aterrazados de arroz en Asia, Patrimonio de la Humanidad, por cierto, y unas apacibles vacas paciendo en una clara muestra de ganadería extensiva. O sea, unas imágenes de sostenibilidad ilustrando la contaminación por metano que es atribuible a toda la ganadería, pero mucho más a la superintensiva y desvinculada de la tierra y el paisaje y criminalizando a los agricultores. Les cuesta entender a los rurales que sean ellos los culpables del cambio climático contando con su función de mantenimiento del paisaje, de proveedores de alimentos y de sumideros de CO2 con sus cultivos. Ya sé que también la agricultura puede ser contaminante y poco sostenible y provocar cambio climático, pero que se llegue al acuerdo de reducir este gas rural y no otros urbanos es muy significativo. Mientras tanto un decreto mal explicado parece querer obligar a todos los que perciben ingresos por su explotación agrícola a pagar una cuota de autónomo que puede superar los 200 euros mensuales y puede cargarse a miles de agricultores no profesionales. Por favor, las apariencias son importantes y esta dinámica de enfrentamiento contra lo rural no son deseables porque las responsabilidad son compartidas, pero recaen mucho más en lo urbano que en lo rural, sin duda.