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"Está claro que algún fallo ha habido"

La delegada del Gobierno adelanta que cuando concluya la investigación del incendio de la residencia de Moncada «se tomarán las medidas adecuadas para que esto no vuelva a suceder»

"Está claro que algún fallo ha habido"

La delegada del Gobierno en la C. Valenciana, Gloria Calero, reunió ayer a tres de los agentes de la Guardia Civil que participaron en el rescate de los mayores de la Residencia de la 3ª Edad de Moncada en cuyo incendio murieron en la noche del pasado martes seis personas, para mostrarles su «reconocimiento y respeto» por la complicada operación de rescate que permitió «evitar que la tragedia fuera mucho más grande».

Preguntada por la investigación, confirmó que de momento la Guardia Civil ha podido determinar que el origen del siniestro fue una anomalía eléctrica en una regleta que estaba en uso en la habitación donde se inició el fuego, y en la que dormían dos de las víctimas mortales.

Acerca de si hubo fallos que agrandaron la tragedia, como la detección del fuego o cualquier otra circunstancia, incluida la situación administrativa de la residencia, Calero fue clara: «La Guardia Civil está investigando más allá de la regleta. Ya nos dirán qué fallos ha habido, si ha habido algún fallo». Y añadió: «Evidentemente algún fallo ha habido, porque si no, esto no se produce. Ya nos lo dirán, y se pondrán las medidas adecuadas para que no vuelva a pasar».

La delegada no quiso profundizar en la investigación, apelando a que se deje trabajar a los especialistas en incendios del instituto armado, y se limitó a recalcar que ahora están tratando de establecer «por qué esa regleta hizo lo que hizo».

Calero y el subdelegado del Gobierno, Luis Felipe Martínez, se reunieron ayer con los tres agentes –el sargento Juan Olivares y los guardias Jairo Aldonza y Coromoto Souto, los dos primeros, del puesto de Moncada y la tercera, del de Tavernes Blanques–, en representación de los once que intervinieron, para agradecerles su entrega y su profesionalidad en esa labor de rescate. Los tres estuvieron arropados por el general jefe de la Zona de la C. Valenciana, Arturo Prieto Bozec, y el coronel jefe de la Comandancia de València, José Antonio Fernández de Luz.

«Ahí hubo dos celadoras que hicieron mucho más de lo que les correspondía»

El sargento Juan Olivares rememora que, cuando llegaron, «que ya estaban los compañeros de la Policía Local, el ala derecha, donde empezó el incendio, era ya una cortina de humo. Andabas 15 metros y te tenías que echar al suelo. Era imposible respirar. Sacamos a las primeras personas, a todos los que pudimos, y luego tuvimos que esperar a que llegasen los bomberos con los equipos especiales de oxígeno. A continuación ya empezamos con las personas de la segunda planta, adonde ya estaba llegando el humo».

Es solo el principio de un relato escalofriante durante el que Olivares no puede evitar emocionarse. «Lo desgracia más grande es que la planta primera estaban todas las personas impedidas y había que sacarlos en brazos, entre varios usando las sábanas de la cama y llevarlos a una zona segura».

«En ese momento, solo piensas en esas personas, no en ti. La adrenalina se dosifica. Del riesgo eres consciente al día siguiente o al otro», explica, y aprovecha para reivindicar el trabajo de «todos los que estuvimos allí, especialmente de dos celadoras que hicieron mucho más de lo que les correspondía, porque se pusieron a sacar residentes y no admitían que las parásemos».

El guardia Aldonza se expresa en términos similares: «Nos dijeron que podía haber 40 personas o más, y nos metimos a salvar al mayor número posible de ellas sin pensar en nada más y pese a la considerable cantidad de humo que había. Lo volvería a hacer una y mil veces».

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