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"La lactancia materna es la herramienta de salud pública por excelencia"

Solo el 40 % de las mujeres dan el pecho los primeros seis meses -Expertas afirman que hace falta información, políticas públicas y divulgar los beneficios

Mara da el pecho a su hija Antonina junto a Carmen y su hijo Álex, hace unos días en el parque Cabanyal Horta, en València. | GERMÁN CABALLERO

Carmen dio a luz a su segundo hijo, Álex, el 15 de marzo de 2020. Ella no lo sabía entonces, pero acababa de parir en medio de una pandemia mundial. Era el segundo día del estado de alarma, un término con el que la población no tardaría en familiarizarse. Embarazo, ilusión creciente, parto y por fin, luz. ¿Y ahora, qué? Una vez tienes a tu hijo en brazos, entre otras muchísimas cosas a las que una se ha de adaptar, viene la alimentación del bebé. Lactancia. Hay pocos datos sobre ella, tanto es así, que los últimos autonómicos datan de 2012 y los nacionales de 2017.

Según las cifras del INE, en la Comunitat Valenciana solo el 25,61 % dan pecho a sus hijos de forma exclusiva hasta los seis meses de vida; el 14,53 % lo hace en un modelo mixto, alternando teta y biberón y un 59,86 % alimenta a su bebé a los seis meses con leche materna artificial. Los datos de la Encuesta Nacional de Salud del año 2017 dicen que, a pesar de que el 73,9 % de las mujeres amamantan en las primeras seis semanas de vida, este porcentaje se reduce a la mitad, un 40 %, cuando han pasado seis meses.

La Organización Mundial de la Salud recomienda dar leche materna hasta los seis meses de vida y continuar dando el pecho hasta, por lo menos, los dos años de edad. Sin embargo, esta teoría se aleja profundamente de la realidad que muestran los datos. ¿Por qué? Aunque las expertas aseguran que los datos en la actualidad son mejores y se ha avanzado mucho, «todavía queda mucho por hacer» dice Maite Hernández, coordinadora de la Unidad de Lactancia del Hospital Doctor Peset, (una oficina pionera, nacida en 2013, de atención e investigación) y del Baby-Friendly Hospital Initiative Network (la Iniciativa para la Humanización de la Asistencia al Nacimiento y la lactancia en ámbito internacional). El por qué: «Las mujeres no tienen el apoyo ni de la sociedad ni del sistema sanitario ni de las instituciones para seguir lactando. Ese es un resumen claro y meridiano», sentencia la especialista.

Sin cifras

Dice que las causas son muchas, empezando por el poco interés. «No sabemos cuántas mujeres empiezan a dar de mamar. Esas cifras no se recogen. A pesar de que muchas de ellas en el primer mes tienen dificultades, en 2017, casi el 75 % estaba con lactancia materna exclusiva. Si tuvieran el apoyo que necesitan, querrían dar el pecho», dice la experta.

A esto se suma la vuelta al trabajo tras cuatro meses de crianza, las dificultades para amamantar en ciertos espacios y los lobbies de las marcas de leche artificial, que, «aunque ahora está regulado, han hecho mella en el imaginario colectivo y se equiparan a la leche materna, cuando no es lo mismo».

Mara es un ejemplo de que, si hay apoyo, la lactancia es posible. Su hija Antonina tiene ahora 17 meses de vida y la amamanta desde que nació. Pero los inicios no fueron fáciles. Al principio, por varios problemas que se juntaron, no conseguía que dar pecho funcionara, lo que provocó en ella mucho malestar psicológico, pues en la pandemia no había grupos ni talleres de lactancia con quienes compartir las inquietudes y dudas y ella sentía que «era un fracaso, que no era capaz de alimentar a mi hija».

«Por muy feminista que seas, el patriarcado me cayó como un rayo, porque la lactancia no estaba funcionando y sentía que no era suficiente»

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«Por muy feminista que seas, el patriarcado me cayó como un rayo, porque la lactancia no estaba funcionando y sentía que no era suficiente», reconoce. Sin embargo, el apoyo sanitario y de especialistas revirtió la situación. «Gracias al grupo de lactancia y de la unidad del Peset, la cosa empezó a fluir cuando Antonina tenía dos meses», cuenta.

Información, apoyo y respeto

Para ella, en la lactancia debe haber «mucho apoyo y mucho respecto». «Si una mujer no quiere lactar, ha de ser respetado, pero que la decisión la tome desde la libertad y la información», añade. Sobre todo, estar informadas. Para Carmen, por otro lado, «el principal problema radica en las bajas maternales, que son una risa en comparación con lo que la OMS recomienda, pues se reducen a cuatro meses», lo que provoca, dice, que «muchas mujeres tienen que decidir si renuncian a amamantar o a trabajar».

Ella sigue dando el pecho a Álex gracias a que, desde los seis meses, complementa la alimentación con otros alimentos. Además, apunta al desconocimiento de las mujeres, pero también de los profesionales sanitarios.

«La sociedad no está preparada para lactancias maternas prolongadas y eso se refleja en las políticas. La sociedad ya sabe que la lactancia materna es lo mejor, pero la realidad es que no hay suficiente formación en lactancia materna. Respecto a la atención sanitaria es necesario mejorar la formación profesional y unificar criterios para ofrecer una atención y asistencia de calidad. Muchos profesionales sanitarios no tienen la formación adecuada para apoyar a mujeres sobre todo las que tienen problemas; no en todos los sitios hay protocolos y eso es necesario y urgente» añade, por su parte, Asunción Obiol, presidenta de la Associació de Comares de la Comunitat Valenciana.

Además, dice Obiol, "casi toda la medicación es compatible con la lactancia, muchas mujeres piensan que no pueden dar de mamar por tomar medicación, pero casi siempre hay opciones compatibles. Se pone mucho énfasis en la peligrosidad a veces indocumentada de fármacos pero no se educa tanto en la importancia de tabaco y alcohol, que son más peligrosos".

Las expertas apuntan que dar el pecho disminuye la probabilidad de enfermedades para ambos y mejora el desarrollo del bebé

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Las expertas apuntan que está científicamente comprobado que la lactancia es beneficiosa tanto para el bebé como para la madre. «Disminuye la probabilidad de enfermedades para ambos y mejora el desarrollo del niño o niña», dice Obiol. Maite Hernández apunta que «la lactancia es la herramienta de salud pública por excelencia» y que protegerla y potenciarla «es una responsabilidad de la sociedad para conseguir personas más sanas, con empleos estables, reducir costes sanitarios, costes a las familias, pero no hacemos nada para protegerlo».

«No es que las madres no lo sepan, sino que hay muchos intereses en contra», sentencia. De hecho, añade la experta, las voces internacionales dicen que por cada euro que se invierte en lactancia, hay 35 de retorno en la sanidad pública. «Está en juego la salud de nuestra población, por eso es importante ser conscientes e invertir en lactancia».

Una estrategia nacional

 Para Hernández, es el momento de crear un Comité Nacional de lactancia, como sí existe en otros países, una estrategia nacional de apoyo a la lactancia. “Se unificarían actuaciones y criterios y se pondrían unos objetivos”. “Solo con que se monitorizaran las tasas de lactancia del nacimiento y los primeros seis meses, con que cada hospital hiciera públicos los datos, las mujeres podrían saber en qué hospital hay más porcentaje de lactancia y se podría ver cómo va la evolución y concluir qué estrategias hay que seguir”. Admite la especialista que no es fácil, “hay muchas cosas que necesitan atención, pero la lactancia es la herramienta de salud pública por excelencia, se invierte muy poco e ella porque se ve como un tema de mujeres, pero en ella va la salud de las mujeres, de los bebés y el futuro de la población, además de ayudar al medio ambiente y ahorrar en costes sanitarios”, sentencia.

"Decir que quien no da el pecho no tiene un vínculo con su bebé, es aberrante y cruel para las mujeres que han decidido libremente no hacerlo”

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Mara dice que para ella, amamantar es todo un acto de soberanía alimentaria. Es gratis, sostenible y natural, accesible para todos. “A pesar de que hay regulación todavía existe un lobby de alimentación artificial y sigue existiendo una presión sobre las madres”. Opina que decir que quien no da el pecho no tiene un vínculo con su bebé, “es aberrante y cruel para las mujeres que han decidido libremente no hacerlo”. “Extender ese discurso es muy dañino”.

Momento de calma

Carmen y ella coinciden en que lo que más les gusta de dar el pecho es el momento de calma de sus niños y niñas. Un momento compartido y de relajación. “Le viene muy bien, le aporta muchísimo al niño, a nivel de alimento y luego también el estar con la mamá, el que le coja, la calma, le tranquiliza”, cuenta Carmen. Para Mara es un momento de relajación y “maravilloso”. “Cuando la niña está mala, se calma, se tranquiliza y tiene incluso un carácter analgésico, le hace bien”. Reivindican ambas más grupos de crianza y de lactancia para compartir experiencias, dudas, inquietudes. También información, facilidades para dar pecho si se quiere y respeto a quien decida no hacerlo.

Pero, ¿hasta cuándo dar pecho? La respuesta es, “hasta que a ti y a tu bebé os dé la gana”. “La lactancia es como una historia de amor, si una de las dos partes no quiere continuar, se finaliza de forma respetuosa”, dice Mara. Carmen y Mara son amigas. Muy amigas. Tras hablar de la lactancia ambas se miran, sonríen y miran a sus niños, que allí están, tan a gusto, ajenos a que les están dando un regalo que guardarán para toda la vida.

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