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La sequía pone en prealerta al Xúquer aunque hay agua en los embalses para un año

Las zonas más abocadas a la escasez hídrica son la Marina Alta, seguida por la Sènia-Maestrat y la Marina Baixa - La cuenca del Segura está al 35 %

El embalse de Bellús, fotografiado ayer.

Los embalses de la Confederación Hidrográfica del Júcar esquivan, por el momento, la preocupante situación de la mayoría de cuencas españolas. Ha llovido muy poco y la sequía avanza, remarcan desde el organismo, pero las importantes precipitaciones de 2018 y 2019 mantienen reservas suficientes para un año. O algo más incluso. El agua almacenada se sitúa en los 1.548 hectómetros cúbicos, un 54,3 % de la capacidad total. En la misma semana de 2021, era del 54,5 %.

Según el último informe de sequía de enero de la CHJ, la Marina Alta continúa en alerta por escasez hídrica mientras que Senia-Maestrat y la Marina Baixa se sitúan en prealerta. La normalidad, por ahora, caracteriza a las zonas del Millars-Plana de Castelló, Palancia-Los Valles, Túria, Júcar, Serpis, y Vinalopó-Alacantí. Ulldecona es uno de los embalses que no alcanza ni la mitad de su capacidad (46,8 %). La Muela, Naranjero o Guadalest han perdido también agua.

Cabe recordar que muchas de las infraestructuras del Xúquer cumplen un papel laminador en previsión de episodios torrenciales tan frecuentes en la demarcación, de ahí que nunca estén llenas. Otras, con problemas casi desde su construcción, tampoco alcanzan ni la mitad de sus posibilidades de almacenamiento. Es el caso de Bellús, que nunca llega al 40 % para evitar problemas de inundación en el trazado de la línea férrea Xàtiva-Alcoi a su paso por el término municipal. Situación que el Ministerio para la Transición Ecológica y Adif tienen previsto resolver en breve.

Sequedad del suelo

«Estamos teniendo un invierno muy seco, uno de los más cálidos, con un déficit acumulado desde diciembre del 85 %», señala José Ángel Núñez, responsable de Climatología de la Agencia Estatal de Meteorología en la C. Valenciana.

«El primer impacto de la ausencia de lluvias es la sequedad del suelo, pero unos pocos meses no son suficientes para calificar la situación como de sequía e, históricamente, las más adversas en la Comunitat Valenciana tienen una duración de varios años», apunta Núñez. «El año hidrológico, que finalizó el 30 de septiembre de 2021, fue calificado como húmedo, y los dos anteriores muy húmedo y húmedo respectivamente», recuerda.

«El monitor de la sequía en España muestra como, aunque en una escala temporal de tres meses el carácter es muy seco en el interior, en una escala temporal de doce meses gran parte de nuestro territorio presenta un carácter húmedo o ligeramente húmedo, con la excepción del norte de Alicante, que hay zonas con carácter ligeramente seco, pero muy lejos de la sequedad de otras zonas de España del sur, como son Cataluña y el noroeste», explica Núñez.

El Miteco señalaba ayer en su último boletín hídrico que las presas españolas se encuentran al 44,8 %, un 10 % por debajo de las cifras de enero de 2021 y un 14 % respecto a 2020. La situación se agrava en el ámbito del Segura, donde solo hay 400 hectómetros cúbicos embalsados, lo que supone un 35,1 %, casi cuatro puntos por debajo de principios del año pasado (38,86 %). 

Daños a la agricultura o mayor riesgo de incendios

La clave, según Aemet, estará en la evolución en primavera, «cuyo balance de lluvias suele ser determinante para muchos sectores como la agricultura o los índices de riesgo de incendios». «Por ahora el déficit se limita al último trimestre», remarca José Ángel Núñez. Primaveras secas derivan en veranos con el suelo árido, poca humedad de la vegetación y suelen dar lugar a veranos adversos en cuanto a incendios. «La situación más frecuente suele ser la de que una vez acabado el invierno los intercambios de flujos de energía entre el norte y el sur den lugar a inestabilidad y más precipitaciones. Es lo más frecuente aunque a veces no ocurre así. Esperemos que la primavera tenga un comportamiento pluviométrico generoso», señala.

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