Alona se reencontró ayer con Fernando y Cristina, su familia de acogida durante los veranos desde hace 10 años. Ella es una de las cuarenta personas, de veinte núcleos familiares, que llegó ayer a València en el segundo autobús fletado por la Fundación Juntos por la Vida para escapar de la guerra en Ucrania. Desde Polonia, salieron doce personas más, pero se quedaron en Alemania, Francia y Barcelona para reunirse con sus seres queridos.

Llega a València el segundo autobús con familias ucranianas

Llega a València el segundo autobús con familias ucranianas C. G.

Llegan cansados, con lágrimas en los ojos. Llevan días de viaje y acumulan horas de sueño desde el pasado 24 de febrero. Ante la puerta del Rectorado de la Universitat Politècnica, sobre las 20 horas de ayer, fueron recibidos entre abrazos, mensajes de bienvenida y un espontáneo himno de Ucrania cantado por las familias que los van a acoger durante el tiempo que sea necesario. Se sienten seguros, pero no pueden evitar acordarse de las personas que se han quedado en su país.

«Ha sido muy difícil dejar a mis amigos atrás sin saber qué les puede pasar», expresó Alona. La joven lleva viniendo a València desde los seis años con el programa de acogimiento de menores de Juntos por la Vida. Ahora ya tiene dieciséis. «Se siente un alivio llegar a la frontera y saber que no estás en una parte que puede ser bombardeada», reconoció.

Fernando y Cristina, sus padres de acogida, estaban muy emocionados. «Ha sido angustioso pensar lo que ellos estaban pasando allí. Por fin la tenemos aquí», admitió Cristina. Fernando, por su parte, pidió a los gobiernos que no se olvidasen de Ucrania. Para ellos, Alona es como su hija. «Sé que aquí siempre me van a ayudar», concluyó la joven.

Nika, de 20 años, se fundió en un emocionante abrazo con su hermana mayor, que vive y estudia en València. Ambas han participado desde los cinco años en el programa de Juntos por la Vida. Decidió subirse al autobús porque también lo hacía con ella su otra hermana mayor y su bebé. Las tres no pueden ocultar la alegría por volver a verse.

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Así ha sido el reencuentro de los refugiados ucranianos con las familias valencianas Miguel Ángel Montesinos

No obstante, la situación es extremadamente complicada. Nika subrayó que se siente «mal por estar aquí tranquila», mientras en Ucrania su gente vive con «mucho miedo». «Nadie lo esperaba. A las seis de la mañana me llamaron y me dijeron ‘estamos en guerra y nos están bombardeando», relató.

La mitad de las familias tenía un vínculo previo con la Fundación; y la otra se subió al autobús porque era la única manera de salir. «El problema no es traer a los refugiados, sino dónde los llevamos. Sabemos que las autoridades están preparando centros de acogimiento y hay ayuntamientos valientes que han enviado algún autobús, pero realmente lo que hacemos es seleccionar familias entre las cientos que han llamado para acogerlos», detalló Jesús Rodríguez, vicepresidente de la Fundación Juntos por la Vida, quien añadió que todos los menores llegan acompañados por sus familias o por sus tutores.

«Actualmente tenemos el problema de que las personas de la ciudad de Ivankiv, que son la mayoría, por estar cercanos a Chernóbil, no pueden salir. Han destruido el puente que comunica con Kiev, hay unos 70 kilómetros, están refugiados. Algunos valientes están saliendo por carreteras diferentes», detalló Rodríguez.

Juntos por la Vida comunicó también la salida de otros dos autobuses más con dirección a València con 115 personas desde la ciudad polaca de Pzremysl, cerca de la frontera con Ucrania. Uno de ellos ha sido fletado por el empresario valenciano Juan Manuel Baixauli, y el otro por el Ayuntamiento de Burjassot.

Colaboración de la UPV

Al campus de Vera de la Universitat Politècnica de València también acudieron el rector, José E. Capilla, y el cónsul honorario de Ucrania en València, Pablo Gil. El pasado viernes 4 de marzo mantuvieron una reunión para articular las propuestas de ayuda.

«Quiero manifestar el agradecimiento a toda la Universidad que se ha volcado rápidamente para ver qué podíamos hacer. Estamos encantados de hacerlo, y todo lo que haga falta», señaló el rector. Capilla explicó también que se ha localizado a los estudiantes ucranianos que hablaban con fluidez ucraniano y ruso para colaborar en la atención a las personas que están llegando de Ucrania.

Por su parte, el Arzobispado y Cáritas Diocesana de València se reunieron ayer para sumar esfuerzos y canalizar las ayudas que den respuesta ante la necesidad urgente de las víctimas de la guerra.