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"Quiero ayudar a los ucranianos sin importar las consecuencias"

Ciudadanos rusos en València transmiten su rechazo hacia la invasión de Ucrania y previenen contra la rusofobia: «Tenemos vergüenza de nuestro presidente»

Iván, con ropa tradicional ucraniana, y María posan frente al Consulado Ruso en València.

María Yudina se despertó el pasado 24 de febrero con las palabras de su madre, a la que había ido a visitar a Rusia: "Nuestro país ha empezado la guerra". "Sabíamos por las noticias, por el ambiente que había, que no eran solo palabras de Putin, sino que nos iba a tocar vivirlo de verdad", evoca con dolor. Pese al anuncio de la Unión Europea del cierre de su espacio aéreo a Rusia, pudo adelantarse y llegar a València, ciudad donde vive actualmente. "Tenía miedo de no poder volver a España", reconoce.

Nació en la ciudad rusa de Nizhni Nóvgorod y allí se formó musicalmente en el conservatorio, para después trasladarse a la capital. Su profesor Ramón de Andrés le ofreció venir a València para continuar sus estudios con él y así ha sido desde 2017. María comparte maestro con Iván Goroshilov, de madre ucraniana y padre ruso. Esta guerra, para él, es "absurda" y "terrible". Los dos son cantantes de ópera. Él barítono, ella soprano. 

Desde que estallara el conflicto, no han dejado de apoyar públicamente al pueblo ucraniano. De hecho, participaron en el "Concierto por Ucrania", con músicos de ambos países, que organizó la Fundación Eutherpe, junto al Ateneo Mercantil y Amics de l’Òpera i de Les Arts de la Comunitat Valenciana (AOA) con el fin de recaudar fondos para la asociación ucraniana Vuelve Vivo. "Quiero ayudar a los ucranianos porque realmente lo necesitan. No me importan las consecuencias", admite Iván.

"Los músicos no podemos salir con las armas, pero somos luchadores de paz"

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Ante las 500 personas que abarrotaron el auditorio del Ateneo, María Yudina interpretó a capela una oración ucraniana con una vela en la mano y se sumó al himno de Ucrania cantado a coro por todos los artistas. "Los músicos no podemos salir con las armas, porque no somos militares, pero somos luchadores de paz y podemos decir lo más alto posible con nuestras voces, con nuestra música, que estamos en contra", defiende la soprano.

Este gesto, para ellos, supone renunciar a volver a su tierra, ver a sus seres queridos durante un tiempo todavía indefinido o arriesgarse a tener problemas con el gobierno de su país, señalan. "Ahora si entramos en Rusia podemos ir a la cárcel hasta 20 años. Según la ley, hemos traicionado a la patria porque hemos recaudado fondos para una oenegé ucraniana. Somos casi como terroristas allí", explica Iván.

El fin de Putin

A pesar de esto, ambos tenían muy claro que no podían mantenerse al margen. "No podíamos quedarnos callados. Si una persona tiene un poquito de empatía sabe que debe hacer algo. Cuando está muriendo tanta gente civil, los niños, las mujeres, se están quedando sin casas", señala María.

Su padre es ruso y desde hace tres años se manifiesta pacíficamente en su país. El 9 de mayo de 2021, día en el que celebran la victoria sobre la Alemania nazi, sacó la bandera de Ucrania en la Plaza Roja de Moscú como muestra de apoyo y solidaridad hacia los ucranianos.

"Como él conocía la situación, me dijo que teníamos que actuar ya. El año pasado ya hicimos dos conciertos en València para recaudar fondos para una asociación que ayuda a los médicos militares ucranianos", narra la soprano.

Marina Pasichnik trabaja en una inmobiliaria y vive en València desde los nueve años. Como en el caso de Iván, su madre es rusa, pero su padre es ucraniano. "No comprendemos lo que está pasando, son decisiones políticas que la gente normal ni entiende ni defiende. Estamos con mucho dolor, con mucho sufrimiento y esperando a que termine muy pronto", confiesa.

Marina Pasichnik: "Los ucranianos son como hermanos para nosotros"

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Que el rumbo que ha tomado el gobierno ruso no tienen nada que ver con ellos, es una cuestión que los tres insisten en dejar claro. "Rusia no es Putin. No apoyamos lo que está pasando, se nos parte el corazón. No es algo que nos represente ni que podamos controlar. Los ucranianos son como hermanos para nosotros", declara Marina. 

Para ellos, es "una tragedia". "La mayoría de los rusos que viven aquí, que conozco, están destrozados. Muchos tenemos vergüenza de nuestro presidente y de la población que está callada, que debería haber salido a protestar hace años y no lo hizo. Ahora ya es tarde", destaca María.

De lo que está sucediendo, Iván quiere sacar algo positivo: "Estoy intentando encontrar algo bueno en todo esto y es que en mi opinión este va a ser el fin de Putin. Es cuestión de tiempo. Ucrania tiene el apoyo de todo el mundo ahora mismo".

Miedo y propaganda

No obstante, son conscientes de que en Rusia hay mucha gente que apoya las decisiones de Putin y transmiten su preocupación por la manipulación de la información. "Escuchan durante horas al día propaganda rusa que dice, desde hace años, que Ucrania es el enemigo, que hay nazis que matan a la gente. Esa versión no se sostiene si conoces al menos a un ucraniano. Son un pueblo maravilloso", expresa el barítono.

"La mayoría de los rusos tenemos mucho miedo, no hay libertad de expresión"

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En este sentido, Marina añade: "Hay una opresión y un miedo muy generalizado en el país. Después de hablar con amigos y familiares que están allí estoy convencida de la propaganda que tienen a diario. Están completamente desinformados y no saben la magnitud del asunto. Eso es muy preocupante. Internet también está muy controlado".

María cuenta que ha tenido que cortar el vínculo con algunos de sus conciudadanos rusos. "Desde que empezó todo, he tenido que bloquear a unas cincuenta personas que me decían que los ucranianos estaban felices porque Putin los está salvando, que vivían un neofascismo muy fuerte y que es un salvador", afirma María. Además, la soprano reconoce que la mayoría de los rusos "tenemos mucho miedo, no hay libertad de expresión".

Iván, Marina y María denuncian la propaganda y el "miedo generalizado" que existe en Rusia

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En este clima de asfixia informativa y propaganda, no resulta extraño que sus seres queridos intenten abandonar el país. La madre de Iván, de origen ucraniano, sigue todavía en Rusia. "Eso me preocupa un poco, porque los servicios de inteligencia, la policía, puede hacer algo malo con nuestros familiares. Estamos tratando de sacarla de allí y espero que todo funcione", señala.

La familia de Marina también está tratando de salir del país, pero insiste en que es muy difícil. "Tienes que hacer un montón de pasos. Las tarjetas bancarias no funcionan. El procedimiento del visado se ha complicado muchísimo", detalla. No obstante, considera que "por el ambiente y por las sanciones vivir en Rusia va a ser imposible, y cada día más".

"Algunos de mis amigos que viven en Rusia simplemente están esperando a ver hasta qué punto llega la situación, porque tienen familias con niños pequeños. ¿Con un bebé de un año dónde puedes ir si solo sabes hablar ruso?", apunta.

Rusofobia en València

Ninguno de los tres ha sufrido en persona un ataque de rusofobia estos días, en los que la tensión cada día es más grande, pero sí que saben que está latente. "Antes podía ir hablando con mi madre por teléfono en ruso, pero ahora ya me cuesta un poco más. A mí me encanta decir que soy rusa, pero ahora cuando lo preguntan lo digo con más reparo", admite Marina.

María recuerda que, aunque fuera de manera muy indirecta, antes de la que estallase la guerra ya notaba cierta rusofobia por el hecho de ser extranjera. En todas las manifestaciones por Ucrania a las que ha asistido ha hablado en ruso y no ha tenido problemas en ninguna ocasión. 

No obstante, al organizar uno de los conciertos, uno de sus amigos ucranianos le pidió que ocultara su nacionalidad del cartel. "Sus padres le iban a matar, me dijo". Finalmente decidió mantenerlo. "Mi amiga, que también es rusa, tuvo que hablar con la directora del colegio de su hija de cinco años porque los compañeros le habían dicho que los rusos intentan cambiar el mundo y matan a gente y su madre también", detalla María.

El 22 de marzo Iván y María estarán en el «Concierto por la Paz» en el Centro Cultural La Beneficencia

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Iván tampoco ha vivido ninguna experiencia parecida en primera persona y se muestra comprensivo al respecto. "Puedo entender este tipo de actitudes. A lo mejor es un poco injusto, pero es mucho menos difícil vivir algo de rusofobia que estar ahora mismo en Ucrania. Por eso se puede aguantar un poquito", declara.

El día 22 de marzo a las 18 horas en el Centro Cultural La Beneficencia Iván y María formarán parte, de nuevo, en el "Concierto por la paz". "Nosotros lo que podemos hacer ahora son conciertos para ayudar a la población ucraniana", concluye la soprano.

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