La Ertzaintza trabaja con la hipótesis de que Nelson David M. B., de 25 años, sospechoso del asesinato de ocho hombres entre el año pasado y este, a los que habría conocido a través de dos aplicaciones móviles de contactos homosexuales, habría actuado en València, donde según informaciones periodísticas no confirmadas tiene antecedentes por estafa. De momento, la Policía Nacional no tiene constancia de que la policía autónoma vasca esté investigando episodio alguno en València, han confirmado fuentes de toda solvencia.

El presunto asesino en serie se entregó a última hora de ayer en la comisaría de la Ertzaintza en Irún. Según adelantó la televisión autonómica vasca, EITB, el joven se habría identificado a los agentes de seguridad de la puerta y se habría mostrado dispuesto a colaborar tras negar su participación en los homicidios.

Por el momento hay cuatro casos judicializados en Bilbao por muertes ocurridas entre septiembre y octubre de 2021, pero los investigadores sospechan que Nelson David, del que al parecer tendrían información de su paso por Madrid y por València, podría estar relacionado con otros cuatro crímenes anteriores, que en su día fueron considerados muertes naturales. Por ahora, no ha trascendido dónde se produjeron esos casos.

Según la información a la que ha tenido acceso Levante-EMV, la Jefatura Superior de Policía de València no ha recibido ninguna comunicación ni petición de información, ni oficial, ni extraoficial, por parte de la Ertzaintza. Tampoco la Guardia Civil ha sido alertada o se la ha solicitado información en relación con caso alguno, al menos, por ahora.

En principio, la única vinculación con València sería esa presunta detención por estafa, que este diario no ha podido confirmar. Las mismas fuentes han asegurado que, en principio, no hay ningún caso mortal que coincida con el modo de operar atribuido al ahora detenido.

El mismo patrón de Marta Calvo

Según trascendió ayer, los responsables de Homicidios de la Ertzaintza están cotejando información en las bases de datos policiales en busca de casos similares en toda España, especialmente en las ciudades donde tienen constancia de que Nelson David ha estado, como ocurre con València y Madrid.

En los ocho casos que se investigan hay mismo patrón. El ahora detenido quedaba a través de las aplicaciones Grindr y Wapo con hombres en los domicilios de las víctimas, a quienes presuntamente administraba éxtasis líquido en cantidades elevadas para obtener sus claves de acceso bancarias. Después, los dejaba inconscientes –o fallecidos– en su casa y les vaciaba las cuentas corrientes en con extracciones en cajeros automáticos y transferencias a su nombre.

Se trata de un patrón muy similar al utilizado en València por Jorge Ignacio P. J., el presunto asesino en serie que será juzgado por un jurado a partir del próximo 13 de junio por los asesinatos de Marta Calvo, Arliene Ramos y Lady Marcela y los asesinatos intentados de otras ocho mujeres. A todas les administró cocaína por vía genital sin su consentimiento –y posiblemente éxtasis líquido en bebidas– en citas sexuales pactadas. En su caso, el móvil habría sido verlas morir o en una situación cercana a la muerte, mientras que en el caso de Bilbao predominaría el móvil económico.

El detonante para la apertura de la investigación del presunto asesino de Bilbao fue el homicidio de un vecino de 43 años de la capital vizcaína, el 18 de octubre de 2021, al que después saquearon las cuentas bancarias, hecho que denunció el hermano del fallecido al ver que el dinero había desaparecido semanas después de su muerte.

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Esa denuncia se cruzó con otra, interpuesta por otro vecino del Casco Viejo de Bilbao que sobrevivió a su ataque, ya que se dio cuenta a tiempo de lo que sucedía y llegó a tener un enfrentamiento con él. Gracias a la premura con la que el ahora detenido huyó de la casa, se dejó olvidada su mochila con documentos personales y un envase con éxtasis líquido que han sido claves para identificarlo.

Los colectivos LGTBI han expresado su «preocupación, indignación y estupefacción» ante estos hechos y hacen hincapié, «por encima de todo», en que la libertad de expresar la sexualidad «debe ser plena, sin riesgo de sufrir cualquier tipo de discriminación y/o agresión».