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Discriminación

Susana Gisbert: "Falta formación en delitos de odio por todas partes"

SOS Racisme País Valencià presenta su informe sobre delitos de odio y alerta de que "estamos viendo que cierto discurso ha calado en la gente joven"

Susana Gisbert, fiscal especialista en delitos de odio, y Papa Balla, presidente de S.O.S Racisme País Valencià Fernando Bustamante

"Todo empieza con comentarios siempre. Empieza creando un ambiente, incluso en la misma casa, con unos padres que cuentan ciertos chistes y los niños asimilan esos comentarios como normales y los reproducen. La discriminación a ciertos sectores está hasta en el refranero, son sesgos que todos nos tenemos que quitar". Susana Gisbert es la fiscal delegada de delitos de odio en València y una de las invitadas este jueves a la presentación del informe de S.O.S Racisme País Valencià sobre el tema.

Su presidente, Papa Balla, es también migrólogo y defiende que para huir de la intolerancia es vital la mezcla y convivencia entre culturas. "Hay un proverbio de Senegal que dice que una mano no aplaude. Se necesitan al menos dos. Se necesitan varias culturas para luchar contra la intolerancia, huir del nosotros contra ellos", señala.

Los delitos de odio sirven. Recién aprobada la 'Ley Zerolo' de Igualdad de Trato y no Discriminación en el Congreso ambos aseguran que es un paso muy importante "para que los intolerantes sepan que esto no les sales gratis, y para que las víctimas también sepan que no están solas y estamos para ayudarlas", remarca Gisbert. Aunque también añade que "actuar contra estos delitos desde la Fiscalía o las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado es poner una tirita, lo importante es la educación y la sensibilización por todos lados". El objetivo es que, como sociedad, "no le riamos la gracia a los chistes racistas, que no nos callemos cuando veamos que se está discriminando a alguien", remarca Balla.

Una de las medidas clave para conseguir que más mujeres denunciaran situaciones de violencia machista fue formar a la Policía para detectarlo y saber cómo tratar con las víctimas. Gisbert pide hacer lo mismo con los delitos de odio: "pero no crear unidades específicas, enseñar a todos a detectar esto, porque si no a los pueblos pequeños no llegaremos", matiza. Remarca que, no solo a nivel policial, sino que "falta formación en delitos de odio por todas partes. A día de hoy muchas agresiones con un claro componente de odio se siguen cerrando solo con una denuncia por lesiones porque quizá no se sabe identificar, pero en muchas está clara la discriminación", cuenta.

Evolución de los delitos de odio en la C.Valenciana desde el año 2013.

Antigitanismo persistente

Una de las novedades de la Ley Zerolo fue incluir el antigitanismo como una categoría específica en los delitos de odio. Aunque en la práctica "ya se llevaba sancionando muchos años el antigitanismo por parte de las juezas y jueces, pero siempre es positivo que se le de una entidad específica, que se nombre esta realidad", remarca Gisbert.

No es para menos, el antigitanismo es la principal causa de discriminación en Europa y especialmente en España, según el último informe de la Agencia Europea para los derechos fundamentales (FRA). El documento alerta de que "casi la mitad de los ciudadanos de la Unión Europea (el 46 %) se sentirían incómodos si tuvieran personas gitanas como vecinos". Además, advierte de que la pandemia de covid-19 ha acrecentado el odio antigitano y las desigualdades.

A esto hay que sumar la desconfianza en la policía por parte del pueblo gitano y que "es gente que está tan acostumbrada a sufrir esta discriminación que ni siquiera sabe que lo puede denunciar, o no lo ve como algo grave, sino como su cotidianeidad", dice Gisbert.

Balla y Gisbert coinciden en que el discurso de odio ha bajado a la sociedad y subido a las instituciones como hacía tiempo que no se veía, pero sobre todo "ha calado entre la gente joven. Vemos una regresión y comentarios y comportamientos machistas y racistas entre algunos adolescentes", señala Balla. Pero como matiza Gisbert "los niños son un folio en blanco, de algún sitio han escuchado ese discurso, y eso es lo preocupante. Antes el racista se callaba y no hacía comentarios porque sabía que eso no estaba admitido socialmente, pero hemos pasado al lado contrario", explica. Y sentencia que "la libertad de expresión no lo permite todo. No todo vale".

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