En agosto llega la lluvia de estrellas más famosa del año, las esperadas perseidas o Lágrimas de San Lorenzo. Por las fechas vacacionales en las que ocurre y por la bonanza meteorológica que facilita su observación, se han convertido en la lluvia de meteoros más popular del año. Su vínculo con San Lorenzo está precisamente en el calendario, porque se produce días después de la festividad del 10 de agosto que recuerda el martirio del santo en Roma, allá por el año 258. Las perseidas no son más que las partículas de gas, polvo y materiales rocosos que desprende el cometa 109P/Swift-Tuttle. Este cometa completa su órbita tras 133 años y la última vez que pasó cerca del astro rey fue en 1992, cuando dejó la corriente más densa de escombros. Desde entonces, la magnitud de esta lluvia de estrellas va decreciendo. ¿La mala noticia? Es que no habrá un repunte hasta el año 2125 o 2126, según los cálculos del Observatorio Astronómico Nacional. Volviendo un poco a las causas, cada cometa durante su órbita va formando anillos en los que se encuentran distribuidos fragmentos cometarios. Cuando la Tierra en su movimiento de translación alrededor del Sol se encuentra con esos anillos alguno de esos escombros son atrapados por el campo gravitatorio y caen a gran velocidad por nuestra atmósfera. Es cuando ahí nosotros vemos la famosa estrella fugaz y, obviamente, pedimos nuestro deseo. Las perseidas nos acompañarán hasta el 24 de agosto siendo la noche del 12 y 13 de agosto cuando se producirá su pico máximo. La velocidad de estos meteoros puede superar hasta los 50 kilómetros por segundo… ¡qué locura! Y su tasa de actividad puede llegar a los 200 meteoros por hora. En esta ocasión, para las perseidas será un mal año para observarlas. Esta vez su máximo se producirá coincidiendo con la luna llena del 12 de agosto, por lo que dificultará mucho su observación por la noche. De igual manera no hay que perder la esperanza, y cualquier mirador, montaña, punto alejado de la ciudad o lugar con el firmamento más oscuro puede ser el sitio idóneo para disfrutar de las noches bañada de estrellas, si hay suerte.