Alba Moya, de 19 años, y Laura Hernández, de 20, estaban en la gran puerta de acceso al Medusa Sunbeach Festival cuando se desató el fuerte vendaval que provocó la caída de esta estructura sobre algunos de los asistentes. Instantes antes, las jóvenes esperaban en la zona a una de sus amigas. Hacía mucho calor, apuntan. "De repente, empezó a chispear un poco. Paró de llover y vino un viento muy fuerte con arena. Nos cubrimos la cara. Me destapé para ver cómo estaban mis amigas, me la volví a tapar y en un segundo me encontraba en el suelo con la estructura de metal encima", detalla Alba a Levante-EMV

A ella le golpeó en la zona de las costillas. "No podía casi ni respirar. Solamente oía a mis amigas gritar mi nombre y el de mi amiga, pero yo no podía ni hablar. Sentía que me iba a morir. Logré salir como pude, pero no sé ni cómo porque aquello pesaba un montón", relata la joven. Una vez fuera de los hierros, fue un trabajador de la seguridad del festival el que acompañó a Alba hasta el hospital de campaña del propio Medusa. "Me ayudaron mucho, fueron todos muy amables conmigo", reconoce.

Así es un reventón, el fenómeno que desató la tragedia en el Medusa

Así es un reventón, el fenómeno que desató la tragedia en el Medusa Minerva G. G.

Su amiga Laura lo recuerda como "un momento de terror". "Nos tapamos la cara y al momento ya estábamos en el suelo con el hierro encima", afirma. Ella no consiguió salir por sí misma, ya que uno de los hierros aprisionaba su pierna. "Pedía ayuda, estaba muy nerviosa. Vinieron unos chicos muy amables a ayudarme a sacar la pierna. Levantaron el hierro y les dije que por favor me sacaran de ahí, porque no podía caminar. Tenía la boca seca y sensación de que me iba a desmayar", cuenta.

Tras los primeros exámenes médicos, ambas fueron trasladadas al Hospital Clínico de València. Laura tiene la tibia rota y está a la espera de saber si tendrá que ser intervenida. Según explica a este diario, fue dada de alta el pasado domingo y ya se recupera en casa. "No me puedo mover, no puedo hacer nada sola, para todo me tiene que ayudar mi madre", cuenta. Alba tiene una fractura en el esternón y dos vértebras rotas provocadas por la caída. Tiene que esperar a que se cure su lesión en el tórax para poder ser operada. "Se pasa un poco mal, tener que estar todo el día en una cama tumbada sin poder moverme", admite.

La propia Conselleria de Sanidad confirmó ayer el alta del Hospital Clínic de València de una de las cinco personas ingresadas tras el accidente en Cullera y ratificó que cuatro continúan hospitalizadas en Sagunt, Sant Joan d'Alacant, Clínic y La Ribera.

"Teníamos miedo"

Varios días después de la tragedia, las jóvenes intentan "asimilar todo lo que ha pasado". "Hemos hablado entre nosotras, teníamos mucho miedo", señala Alba. Llegaron al festival entre las 19.30 horas y las 20 horas de la tarde del viernes. "No hacía nada de aire, solo muchísimo calor. Fue cuando estábamos en la entrada, cuando vino el aire repentino de golpe. No nos dio tiempo ni a reaccionar. Ojalá. Nos habríamos apartado, pero no podíamos", comparte.

Laura tampoco se imaginaba que algo así podía ocurrirles. "Lo que menos me esperaba es que se nos cayera la estructura encima. Nosotras estábamos de espaldas a la puerta. Era lo último que habría pensado", señala. A pesar del caos y el susto, pudo reconocer entre la gente a uno de sus amigos, al que quiso tranquilizar: "le dije que no se preocupara, que dentro de lo que cabe estábamos bien".

La prioridad ahora mismo para ambas es recuperarse. "No he mirado para devolver la entrada ni para que me devuelvan el dinero. No es lo que más me importa en estos momentos. Ahora mismo lo que me importa es estar bien", subraya Laura. Por su parte, Alba espera que desde la organización se comuniquen con ellas. "Nadie ha contactado aún con nosotras para ver cómo estábamos", concluye.