Illueca marca perfil tras romperse la confluencia con Compromís

Los morados apuestan por el discurso duro y ser la «fuerza de izquierdas» del Botànic

El vicepresidente segundo del Consell, Héctor Illueca, interviene en las Corts.  | CORTS

El vicepresidente segundo del Consell, Héctor Illueca, interviene en las Corts. | CORTS / Diego Aitor San José. València

Diego Aitor San José

Diego Aitor San José

«Capitalismo monopolista despiadado». Son las tres palabras con las que, el pasado jueves, Héctor Illueca, vicepresidente segundo de la Generalitat y candidato de Podem, describió a Juan Roig y Mercadona. Sin embargo, el asunto venía de atrás y va más allá de la petición de limitar los precios de la cesta de la compra porque si algo ha dejado claro colateralmente, es que la relación entre los morados y Compromís, una formación a priori cercana ideológicamente, se encuentra en un momento de alta tensión: sin candidatura unitaria y compitiendo por un mismo espacio.

Los valencianistas han estado en la diana de los comentarios en las redes sociales de dirigentes de Podemos. Los calificativos de «izquierda progre» reprochando a los del guiño y la sonrisa fueron habituales por parte de representantes de los morados. El jueves, en su respuesta a la desautorización de Puig tras sus declaraciones, Illueca subió un vídeo en el que se desmarcaba del ‘president’ de la Generalitat y «de Joan Baldoví», candidato de Compromís para mayo: «Prefieren defender a un multimillonario, pero no es mi opción política». «Es mejor no apuntar a nadie con el dedo», replicó el día después la portavoz del Consell y máxima representante de Compromís en el Ejecutivo autonómico, Aitana Mas.

La mecha se había prendido días antes cuando tanto Baldoví como Íñigo Errejón —socio de Compromís— afearon las palabras de Belarra sobre Roig porque, dicen, «se pueden hacer críticas sin atacar o insultar». En la coalición valencianista consideran que las declaraciones de su diputado no eran un choque contra la líder del partido de los círculos. En Podem lo ven de otra manera: señalan que es el diputado y candidatable de la coalición naranja quien polemiza sobre el asunto para defender a Roig «sin que nadie les hubiese interpelado».

Pero todo tiene su contexto y en la actualidad política difícilmente se puede explicar algo sin tener en cuenta que dentro de cuatro meses hay elecciones municipales y autonómicas en la Comunitat Valenciana. Y en estas competirán Compromís y Podem —que lo más probable es que lo haga en una confluencia con Esquerra Unida— después de que se esfumase la posibilidad de una candidatura conjunta como pedían los morados.

A la confirmación de que valencianistas y el partido de los círculos no irán juntos achacan fuentes de Compromís la tensión vivida esta semana. «No tiene nada que ver lo que dice Baldoví con lo que dicen Podem que dice, pero si no fuera el candidato a la Generalitat no le hubieran metido en la polémica», explican fuentes próximas al parlamentario que no es la primera vez que tiene choques con los morados, que rechazan haber azuzado ninguna polémica sino que insisten en que Illueca ha sido «reactivo» a las declaraciones que iba haciendo el resto en todo momento.

Aunque en Compromís añaden un asunto más que la pura competición electoral y la ruptura de las negociaciones evidenciadas en las últimas dos semanas —con una reunión definitiva el martes pasado con la que los del guiño y la sonrisa quisieron cerrar todas las vías—. Es la incorporación de Proyecto Drago, del exsecretario de Organización de Podemos, Alberto Rodríguez, al Acuerdo del Turia que Compromís tiene con otras formaciones como Más Madrid, la Chunta Aragonesista o Equo. «Les ha sentado fatal», indican fuentes de los valencianistas.

Ruptura tras la unión

Morados y valencianistas viven en un baile constante en su relación desde los inicios. Son socios de gobierno en el Botànic, aliados internos como contrapeso a la fuerza que representa el PSPV dentro del Consell, hay varias personas que se han pasado de uno a otro partido y hasta han compartido coalición en las urnas. Fue en 2015 y 2016, en dos elecciones generales en las que hubo unión (És el moment y A la valenciana). Sin embargo, esto no terminó bien por la imposibilidad de que Compromís formase un grupo propio en el Congreso.

Aquello todavía escuece en la coalición, donde señalan a Pablo Iglesias, persona muy cercana a Illueca y que también ha cargado contra Baldoví y los valencianistas en esta polémica, como el responsable de aquel veto. Todavía queda de fondo que Més, antiguo Bloc, se haya posicionado siempre más cerca del errejonismo —y su posterior Más País— que del pablismo, que tuvo más cercanía con Oltra. De hecho, hay quien en Podem mencionaba a la exvicepresidenta señalando que esta polémica habría sido distinta si ella estuviera en todavía en liza.

Pero más allá de todo lo que han sido en ocho años de andadura morada por la política, Compromís y Podem serán de aquí hasta mayo competidores electorales por una masa de votantes que puede sentirse cerca de ambas formaciones. Y la carrera ha empezado ya. Así, las declaraciones de Illueca calificando de «capitalismo monopolista despiadado» serían una forma de marcar perfil propio y diferenciarse de los valencianistas.

Ambas formaciones han mostrado sintonía en asuntos destacados en los que se han desmarcado del otro componente del Botànic, el PSPV, como el Puerto de València, la reforma fiscal o las renovables. Pero coincidir en estos asuntos hace que el partido con menos peso en el territorio valenciano, en este caso, Podem, quede diluido. Y ante ese riesgo se revuelve el vicepresidente segundo y candidato morado, que ha encontrado en el tono más duro su forma de exhibir voz propia.

«Clamor social»

Illueca necesita ir al choque para ganar un espacio propio frente a las otras dos opciones del Botànic. Contra los socialistas es más sencillo, las diferencias son más palpables y lo ha hecho especialmente por la ley de Vivienda y la regulación del precio de los alquileres. Contra los valencianistas ahora ha encontrado su oportunidad aunque anteriormente ya lo había hecho, como cuando se visualizó que no irían juntos en coalición. Los de la coalición naranja creen que ese tono más marcadamente de izquierdas será una tónica hasta las elecciones y que no será la única vez que haya críticas cruzadas.

Por su parte, en Podem están convencidos de que ese discurso duro, al más puro estilo del fundador del partido y recuperar la fuerza impugnatoria, funciona. «Illueca se ha hecho eco de lo que es un clamor social y el apoyo mostrado en redes es prácticamente unánime», aseguran fuentes de la formación de los círculos que insisten en que el Botànic necesita «una fuerza de izquierdas que sea portavoz y representante de los sectores populares».

Ese será el papel que reivindique para sí Illueca y la candidatura que, probablemente, encabezará junto a Esquerra Unida en mayo. Y lo hará compitiendo por un espacio similar al de Compromís, a quien desde Podem han señalado como la «izquierda progre», una formación con la que hasta hace dos semanas todavía había alguna esperanza de lograr una candidatura conjunta.

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