Los nombres de los huracanes, ya sabemos algo más

Los huracanes pueden ser cada vez más violentos

Los huracanes pueden ser cada vez más violentos / Agencias

Natacha Payá

En el Atlántico norte, cuando los ciclones cumplen una serie de requisitos, como que el viento alcance al menos los 120 km/h, pasan a llamarse huracanes, aunque hay unas etapas previas en las que también responden a los nombres de depresiones o tormentas tropicales (o subtropicales).

Pues bien, todos o casi todos sabemos que estos huracanes tienen nombre. Al principio la asignación de nombres era arbitraria. Muchos huracanes, por ejemplo, eran nombrados con el santo de ese día. A mediados de la década de 1900, pasaron a utilizarse solo nombres en femenino, una práctica que se convirtió en oficial allá por el año 1953, cuando tomó las riendas el Centro Nacional de Huracanes (NHC) de Estados Unidos. Años más tarde, en 1979, volvieron a introducirse los nombres en masculino gracias a la perseverancia de Roxcy Boston, una feminista que movilizó campañas en contra de esta práctica.

En la actualidad, existen 6 listas de nombres que van rotando y repitiéndose cada 6 años bajo la tutela de la Organización Meteorológica Mundial. Por ejemplo, los nombres de este año se repetirán en el 2029. También, los nombres que quedan marcados por las catástrofes son retirados y sustituidos por otros. Aquí tenemos los de 2023: Arlene, Bret, Cindy, Don, Emily, Franklin, Gert, Harold, Idalia, Jose, Katia, Lee, Margot, Nigel, Ophelia, Philippe, Rina, Sean, Tammy, Vince y Whitney.

La comunidad científica continúa estudiando cómo afecta el calentamiento global al aumento de los huracanes y tormentas tropicales. Los huracanes no dependen en absoluto del actual cambio climático, pero este sí que afecta en su frecuencia e intensidad. Las aguas oceánicas están sufriendo un incremento de la temperatura, de manera que los huracanes muestran una mayor pluviosidad, son más virulentos y algunos de ellos muestran un movimiento lento, como lo hizo Dorian en el 2019, por ejemplo.

Un estudio publicado hace un tiempo en la revista Nature, muestra que en la década de los sesenta, cuando un huracán en el Caribe tocaba tierra firme perdía aproximadamente el 75 % de su intensidad en tan solo 24 horas. En la actualidad, después de un día en tierra, los huracanes solo pierden el 50 % de su fuerza. Y no solo eso, a medida que el mundo continúe calentándose, el poder destructivo de los huracanes se extenderá progresivamente hacia el interior continental.