La campaña más reñida cierra con el Botànic unido para "no volver al pasado"

Mazón y el candidato socialista se desdoblan en València y Alicante en busca del último voto

Cierre de Campaña del PSPV

Francisco Calabuig

Alfons Garcia

Alfons Garcia

La campaña más disputada se cerró anoche tras un carrusel de actos por todo el territorio con un mensaje alineado de la izquierda para «no volver al pasado».

Las cartas están sobre la mesa y la última jornada no fue de grandes sorpresas, más allá de la pila de sentencias por corrupción del PP que los socialistas airearon como broche gráfico. Tiene algo también de respuesta al barro de las horas finales en torno a los casos de compra de votos en algunos municipios (ninguno valenciano) con implicados del PSOE.

Tanto Carlos Mazón (PP) como Ximo Puig (PSPV) cerraron por la noche en Alicante después de protagonizar actos en València con sus candidatos a la alcaldía de la ciudad. Subraya la búsqueda del último voto hasta el último minuto de los dos aspirantes con posibilidades reales de presidir la Generalitat, ya que las encuestas pronostican el resultado más apretado de la historia. Según la encuesta de Invest Group para Levante-EMV, la diferencia a favor del bloque de izquierdas sería solo de un escaño, pero esa exigua ventaja estaría en riesgo con una participación baja.

Así, en esta hora final de la campaña, los mensajes de ambos subieron un escalón sin salirse de la línea de los últimos días. Puig llamó a la «rebelión democrática» frente al «pasado de corrupción» que representa el PP, unido ahora además a la extrema derecha. Al final, el discurso del miedo ante un Gobierno radical de derechas ha ido cogiendo fuerza.

La respuesta del candidato del PP fue prometer ayer «moderación», algo de difícil encaje en un Ejecutivo con Vox. Al margen de ello, Mazón incidía en la concentración del voto, en un mensaje destinado a simpatizantes de Ciudadanos y la ultraderecha. Mazón, que empezó el día en Castelló y lo acabó casi a la medianoche en Elx tras tener mítines por la tarde en València y Alicante, se mantuvo en la indefinición con respecto a los posibles pactos con Vox y su candidato condenado por violencia machista. Fue solo un poco más allá si se interpreta su rechazo a la opción planteada por el candidato del PP en Aragón (ha ofrecido un Gobierno con el PSOE antes que con Vox) como una forma de abrir la puerta a alianzas con la derecha radical.

Por su parte, el eurodiputado Esteban González Pons ponía la rúbrica a la campaña al lado del candidato valenciano con una de las ideas fuerza de la derecha en todo este proceso: que esta no es solo una convocatoria autonómica, sino el primer paso para «desanchizar» España.

La izquierda, en línea

Otro de los rasgos de toda esta campaña, y que se volvió ayer, es la escasa beligerancia entre los socios del Botànic, en especial entre Puig y Joan Baldoví. Este profundizó ayer en las mismas líneas que Puig: continuar avanzando en el proyecto iniciado en 2015 (la misma expresión que utilizan los socialistas) y «no volver a un pasado de recortes y corrupción».

Compromís, eso sí, se tomó la jornada final con algo más de calma. Dos actos para Baldoví, uno en Castelló y la traca final nocturna junto a Joan Ribó en el bastión naranja: la capital valenciana. En el día final ponía además en circulación una denuncia sobre su campaña contra las Cercanías que conecta con una de sus líneas maestras: la colisión con el Gobierno central, lo que le permite un objetivo triple: desmarcarse del socialismo, no tensar las cuerdas en el seno del Consell compartido con el PSPV y marcar perfil valenciano frente a los partidos con dependencia orgánica de la dirección en Madrid.

Unides Podem, la tercera fuerza del Botànic también remachaba el mensaje: futuro (ellos) o pasado (el PP con Vox). Tanto el candidator Héctor Illueca como la coordinadora de EUPV y consellera, Rosa Pérez, lo explicitaban. El domingo hay dos caminos: ir hacia delante o «muy hacia atrás». Hay que decirles «que esta vez no pasarán», dijo Pérez.