En plena temporada de huracanes, ¿sabían esto?

Natacha Payá

El 1 de junio empezó la época de ciclones tropicales en el Océano Atlántico y en el Pacífico, una franja de tiempo que finalizará en el mes de noviembre. Es posible que tanto un huracán como un tifón aparezcan fuera de su temporada (la época de tifones varía de mayo a octubre), pero el 97 % de los casos de actividad ciclónica tropical suelen ocurrir dentro de estas fechas. Ahora bien, ¿saben la diferencia entre tifón y huracán?

Ambos son ciclones tropicales, tras originarse como sistemas de bajas presiones sobre las aguas cálidas tropicales. Estas tormentas en el pasado podían acabar con la vida de miles de personas por sorpresa, sobre todo a causa de las inundaciones costeras que acarrean y por el viento que puede superar los 120 kilómetros por hora.

En el noreste del Pacífico y en el Atlántico Norte se les da el nombre de huracanes, mientras que en el noroeste del Pacífico se les llama tifones. Ambos tienen la misma naturaleza y experimentan unas fascinantes transformaciones durante su vida, que puede llegar a durar hasta varias semanas. Para hacernos una idea, liberan más energía que la producción eléctrica total de un país como Cuba.

A medida que se va creando y alimentando la tormenta, queda confinada una columna de aire caliente que permite la gestación de potentes nubes que se nutren del océano cálido. Este proceso, ligado siempre a unas temperaturas bastante altas, transforma un vórtice húmedo en un ciclón tropical.

Tanto un huracán como un tifón maduro, suelen presentar unas sorprendentes ondas giratorias que producen lluvias copiosas mientras giran alrededor del «ojo del huracán». Algunos estudios científicos sugieren que la intensidad de los ciclones tropicales puede estar aumentando debido a que, como consecuencia del cambio climático, las temperaturas de la superficie marina son mayores.

En algunos casos, las franjas de nubes giratorias pueden cambiar la intensidad de la tormenta y redistribuir los impulsos dentro de la misma. También se pueden alejar de los trópicos para volverse a intensificar, aunque lo más normal es que los ciclones se disipen al tocar tierra.