Hablemos de una lluvia de estrellas poco conocida

Lluvia de estrellas estival.

Lluvia de estrellas estival. / Levante-EMV

Natacha Payá

Cuando hablamos de las lluvias de estrellas del verano, las delta acuáridas y las perseidas son las primeras que nos vienen a la cabeza. Sin embargo, la gente no sabe que ahora en julio también ocurren otras conocidas como: piscis austrínidas. Estas son bastante discretas, tanto así que el Observatorio Astronómico Nacional no la tiene dentro de la lista de los eventos astronómicos.

Ahora bien, yo les voy a contar sobre ellas para que las conozcan un poco más. Las piscis austrínidas estarán sobre nuestro cielo desde el 15 de julio al 10 de agosto. Sin embargo, su pico de máxima actividad será la noche del 29 de julio, coincidiendo también con el pico de las delta acuáridas. A diferencia de las de Acuario, ésta es muy poco intensa, concretamente se esperan unos 5 meteoros por hora.

Se conocen como piscis austrínidas porque su radiante, que es el punto desde donde parecen surgir en el firmamento, se sitúa en la estrella más brillante de la constelación Pez Austral, conocida como Fomalhaut. Su origen, como ocurre con el resto de las lluvias de estrellas del año, proviene del cometa 96P Machholz, ¿os suena? Hace poco escribí desde Meteored que este cometa también es el responsable de las delta acuáridas, que justamente coinciden en la fecha. Ahora bien, esto no está del todo demostrado, puesto que hay fuentes que indican que su origen está en otro cometa extinto.

El tamaño de las piscis austrínidas es variable y puede oscilar entre un milímetro a varios centímetros. Al entrar en nuestra atmósfera se desintegran viajando a grandes velocidades (36 kilómetros por segundo). En el caso de que su tamaño fuera más grande y no se llegasen a quemar dentro de nuestra atmósfera, dejarían de ser meteoros para convertirse en meteoritos.

De todas formas, como sucede con otras lluvias de estrellas, el lugar de observación puede ser cualquiera, siempre y cuando sea en campo abierto o en la montaña, o en pequeños núcleos de población alejados de las grandes ciudades. Cualquier mirador, montaña o espacios abiertos y sin obstáculos son sitios bastante favorables para disfrutar de esta modesta lluvia de estrellas. Lo más conveniente una vez hemos llegado al lugar de observación será dirigir la mirada hacia las zonas más oscuras, en dirección opuesta a la Luna creciente si la observación se hace cuando nuestro satélite aún está presente.