Los ayuntamientos niegan el padrón a familias que viven en habitaciones alquiladas y les dejan sin ayudas

Los Servicios Sociales ignoran el “empadronamiento especial” que contempla la ley y niegan a los más vulnerables acceder al reparto de comida, ayudas de emergencia, la renta valenciana de alquiler o el Ingreso Mínimo Vital  

José Hernández tras intentar solicitar un empadronamiento especial, sin éxito.

José Hernández tras intentar solicitar un empadronamiento especial, sin éxito. / Levante-EMV

Mónica Ros

Mónica Ros

El padrón es clave en la Administración pública. Es la primera puerta de entrada y sin el empadronamiento no hay ayuda posible. Ni de vivienda, ni becas, ni el reparto de comida, ni ayudas de emergencia, ni acceso a rentas mínimas como la Renta Valenciana de Inclusión (RVI) o el Ingreso Mínimo Vital (IMV). Sin embargo, conseguir el padrón es imposible para quienes tienen alquilada una habitación. Y eso que alquilar una habitación es una opción que van en aumento ante unos precios del alquiler imposibles. El coste medio de un cuarto en València capital es de 375 euros. En el área metropolitana es de unos 250 euros.

Sin embargo, las personas o familias que tienen alquilada una habitación no se pueden empadronar, sin el consentimiento expreso del dueño del piso. Para evitar que las personas más vulnerables se queden sin acceso a las ayudas que necesitan por falta de empadronamiento, el Gobierno «flexibilizó» los requisitos de acceso al padrón. Lo hizo en dos ocasiones, y con dos instrucciones del INE (en 2015 y en 2020) con objeto de que los ayuntamientos permitan el empadronamiento en una habitación, un banco del parque o la esquina de una calle. Se denomina «empadronamiento especial». Pero no se aplica. 

Y es que los Servicios Sociales de los ayuntamientos o desconocen o niegan esta herramienta. El Síndic de Greuges instó en su día a los ayuntamientos a facilitar el empadronamiento especial a quienes lo solicitaran. Pero no hay manera. Entidades sociales denuncian las consecuencias que tiene dejar fuera del padrón a quienes viven en una habitación alquilada y que son, precisamente, quienes más precisan de determinadas ayudas que han sido, para más «inri», diseñadas para ellos. 

«Vemos a diario la dificultad que tienen para empadronarse quienes tienen una habitación alquilada o residen en infravivienda o en un piso okupado. Solicitan empadronamientos especiales, que dan cobertura a estas situaciones, pero los servicios sociales se lo niegan, demoran el proceso e incumplen el protocolo. Lo vemos a diario», explican desde València Acull. 

«Si no permiten el empadronamiento especial te dejan fuera de todo»

Se llama José Martínez Hernández, tiene 53 años y vive en una habitación. Por ella paga un precio simbólico ya que el piso es de un amigo al que le debe el inmenso favor de permitirle vivir en su casa. 

El hombre acudió la semana pasada a los Servicios Sociales de Burjassot para solicitar un empadronamiento especial, sin éxito. «Me han dicho que el empadronamiento especial es para ayuntamientos grandes, con recursos, como el de Valencia. Que en este pueblo no se puede. Si no permiten el empadronamiento especial te dejan fuera de todo», explica el hombre. 

Andrea se pasó más de un año esperando que el Ayuntamiento de Benaguacil hiciera el mismo trámite: el empadronamiento especial por vivir con su familia en una habitación de alquiler. Durante ese año de espera, la mujer se quedó fuera de cualquier ayuda. Y eso que es usuaria de silla de ruedas tras un accidente de tráfico. Y eso que tiene a su cargo a una niña de 8 años. De hecho, lo único que consiguió fue escolarizar a la niña. Por lo d emás no tuvo ni médico, ni servicios sociales, ni ayudas económicas ni materiales. Al final, la familia se marchó a Alicante. Llegaron allí el pasado mes de septiembre. «Pasamos nueve meses muy malos. Con el dinero que ganaba mi marido en la obra o en el campo pagábamos la habitación y todo lo demás. No teníamos ayuda de nada. Sin el padrón es como si no existieras. En Alicante sí nos hemos podido empadronar», afirma la mujer.

Y añaden: «Hay casos de personas esperando más de un año a que les empadronen. Y se quedan al margen. Tanto es así que estamos detectando un aumento brutal de personas que vienen a pedir comida. Algo tan básico como alimentos. Al final no tienen ayudas de nada y lo poco que ingresan lo destinan a la vivienda. Sin padrón no hay derivación de servicios sociales a comedores sociales, al reparto de alimentos, a las ayudas de emergencia... Y estamos detectando un aumento del hambre. Así de duro y así de real».  

«Pagar» por el padrón

Es más, entidades y afectados aseguran que empieza a ser frecuente «pagar» para conseguir un empadronamiento. Nicol, natural de Honduras y de 27 años, explica su experiencia: «Pago 300 euros por una habitación en València ciudad. Por 200 euros ‘extra’ me permitían empadronarme. Me negué e intenté el empadronamiento especial, pero no había manera. Por eso la gente paga para poder tener padrón. Entre semana trabajo limpiando casas por horas, y los fines de semana estoy interna cuidando a una mujer mayor. Esa familia para la que trabajo los fines de semana me hizo el favor de empadronarme allí, en ese domicilio, pero, claro, ahora vivo en València y estoy empadronada en un pueblo bastante lejos de mi habitación de alquiler y es allí donde tengo el centro de salud, la trabajadora social... Pago por un alquiler y no entiendo por qué no me puedo empadronar donde vivo en realidad».