Meteorología y aviación

Un avión aterrizando.

Un avión aterrizando. / Pixabay

Gerard Taulé

Los pilotos de avión deben superar cursos de meteorología con grandes nociones teóricas de esta ciencia igualmente como los controladores aéreos de los aeropuertos. Esto se debe a que la aviación depende mucho de las condiciones atmosféricas, aunque en los últimos años la creación de aparatos nuevos en los aeropuertos permiten mejorar las condiciones de visibilidad en niebla.

Sin embargo, las situaciones de tormentas, nieve, hielo en las pistas y vientos fuertes son las más complicadas para la navegación aérea y para las operaciones de aterrizaje y despegue de los aviones. También las situaciones de altas temperaturas, no sólo las de bajas temperaturas pueden provocar problemas en el despegue de los aviones especialmente en áreas de clima desérticos cálidos como es el caso de los aeropuertos situados en Phoenix (Arizona), norte de África y Oriente Próximo Oriente, con máximas que superan fácilmente los 47 ºC.

 Así, cuando las temperaturas son muy altas tenemos una baja densidad del aire que se opone al fácil despegue del avión. Con vientos fuertes y turbulencias por vientos cruzados en valles donde se canaliza el viento como es el caso del aeropuerto de Sondika en Bilbao o vientos opuestos en el mismo aeropuerto en una misma pista como es el caso del aeropuerto de Barcelona suponen un problema para el aterrizaje. 

También la existencia de nieve o hielo en las pistas complica las labores de despegue y aterrizaje de los aviones. Las tormentas son peligrosas no sólo por el despegue y aterrizaje de los aviones, sino cuando el avión está en pleno vuelo, por eso los aviones tienen radares para esquivar tormentas. Además, durante las tormentas hay fuertes turbulencias que complican controlar los aviones. Así mismo, las granizadas son peligrosas. Los ciclones tropicales son también unas condiciones peligrosas y también en los aeropuertos situados cerca del mar la subida del nivel del mar, la inundación de la pista, es peligrosa. Las fuertes lluvias son un riesgo para la aviación cuando la pista está inundada y se convierte en un espacio inoperativo para las actividades aeronáuticas.