El juez prioriza la entrega de cuerpos a las familias a la espera del informe policial

El magistrado solicita refuerzos y atención psicológica para recibir a partir de hoy a los familiares de los fallecidos y que puedan empezar a recuperarlos ya

La Policía restringe el acceso al piso 86 hasta que finalice el informe técnico de causas

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Eduardo Ripoll

Teresa Domínguez

Teresa Domínguez

Menos de una semana después de que se produjese la tragedia del edificio de Nou Campanar, en cuyo incendio fallecieron diez vecinos, el juzgado que investiga el hecho tiene todo listo para que las familias puedan empezar a recuperar los restos de sus seres queridos y dedicarles las honras fúnebres que decidan.

A la espera del informe de la Policía Científica para determinar las causas iniciales del siniestro y las de su rapidísima propagación provocando las ya conocidas consecuencias letales, el juez de Instrucción numero 9 de València, que entiende del caso desde el mismo día que se produjo al estar de guardia de incidencias y tomar las primeras decisiones sobre la emergencia, ha decidido priorizar la vertiente humana de este caso.

Dada la celeridad de la Policía Nacional en la identificación por ADN de las diez víctimas mortales, el juzgado y el Instituto de Medicina Legal (IML) tienen todo dispuesto para empezar a tramitar la entrega de los cuerpos a las familias, y tratar de aliviar, en el medida de lo posible, el dolor de su pérdida.

Las fuentes consultadas por Levante-EMV creen «muy posible» que esa entrega comience esta misma mañana de miércoles.

Un protocolo muy estructurado

El proceso que se seguirá ha comenzado este martes, con las llamadas de la Policía Nacional a las familias informándoles de que las diez personas cuyos cuerpos sin vida fueron rescatados del interior del edificio ya están oficialmente identificadas. Además, se les ha comunicado cuál es el proceso que se abre a continuación, y que pasa porque sea el juzgado quien les vaya citando para comenzar el papeleo.

Según la información a la que ha tenido acceso este diario, el juzgado ya ha establecido un orden para evitar esperas innecesarias, y ha contemplado una atención escalonada y personalizada para cada uno de los siete grupos familiares afectadosel de la pareja y sus dos bebés y los de las otras seis víctimas mortales–.

Para ello, el juzgado ha solicitado este martes personal de refuerzo a la Conselleria de Justicia e Interior, para facilitar la tramitación de los expedientes, así como psicólogos y trabajadores sociales, tanto de la oficina de atención a víctimas como de otros organismos que ya se han ofrecido a los juzgados para atender a las familias de los fallecidos cuando acudan al juzgado.

Una vez allí, asistidos por ese soporte psicológico, realizarán la comparecencia en el juzgado, donde recibirán la documentación necesaria para que la funeraria que cada uno de ellos designe pueda tramitar en el registro civil la licencia necesaria o bien de enterramiento o bien de incineración.

Con esa documentación ya tramitada se considera liberado el cuerpo judicialmente, por lo que las familias pueden, a través de las funerarias, recibir los restos de sus seres queridos y proceder a las correspondientes honras fúnebres.

Así mismo, se les entregará, respetando la cadena de custodia a la que obliga el hecho de que se trate de muertes judicializadas, los objetos personales recuperados en los cuerpos, muchos de los cuales también han servido para la preidentificación de cada uno de los fallecidos.

Tal como ha venido informando este diario, el proceso de identificación comenzó el viernes, 15 horas después de que se desatase el peor incendio urbano de la ciudad de València en toda su historia, cuando equipos mixtos de bomberos y Policía Científica de València y de la Comisaría General llegados esa mañana desde Madrid entraron en el edificio, aun humeante e incluso con algún rebrote de llamas, para buscar y rescatar los cuerpos de las diez víctimas mortales. El mismo número que de personas desaparecidas.

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JM López

Los objeto personales, clave

Mientras los bomberos iban asegurando cada paso y cada estancia, los policías fotografiaban y documentaban no sólo la posición del cuerpo, sino también la vivienda en la que era encontrado y cualquier objeto personal que pudiese portar en ese momento, desde relojes a pulseras, anillos o cualquier otro complemento identificativo.

A continuación, los cadáveres fueron trasladados uno a uno hasta el vestíbulo común a las dos torres de 14 y 9 plantas que formaban el edificio siniestrado y, desde ahí, a la carpa de la UME instalada a la salida de la única puerta de acceso al complejo residencial.

En esa carpa se realizó la inspección previa a las autopsias, anotando cuantos detalles identificativos hubiese en cada una de las víctimas, información que luego fue cotejada con la obtenida en las entrevistas con las familias llevadas a cabo en el Centro de Turismo (CdT) del Paseo de la Alameda. Además de pedirles información valiosa sobre sus familiares fallecidos, como posibles intervenciones quirúrgicas, lesiones traumatológicas o datos odontológicos, les tomaron muestras de ADN.

El mismo viernes, tres equipos de forenses y técnicos del IML iniciaron las autopsias, de cuyo avance se establece que las muertes fueron por inhalación de humo, mientras especialistas de la Policía Científica tomaban huellas, en los casos que era posible –tres–.

En todo caso, se decidió que no se darían por plenamente identificados los diez hasta conseguir hacerlo mediante estudios biológicos, así que el sábado, tras la recuperación del décimo y último cuerpo, la comisaria y un inspector de Genética desplazados desde Madrid regresaron con todas las muestras al laboratorio central de ADN, en el complejo policial de Canillas, y dieron prioridad absoluta a esas identificaciones.

Tal como avanzó ayer este diario, las previsiones se cumplieron y la Policía Científica concluyó este martes los procesos de cotejo, cuyos resultados fueron enviados ayer a València.

Con esa información en la mano, el juez ordenó que el grupo de Homicidios de la Policía Nacional comenzase a informar a los familiares y les explicase que a partir de este miércoles empezarían a ser citados en el juzgado para iniciar el proceso de entrega de los cuerpos.

Además, el juez emitió una providencia ordenando que los afectados pudiesen tener acceso al interior del edificio con el fin de recuperar los escasos efectos personales que hubiesen quedado tras el devastador fuego, después de que Homicidios informase por escrito de que ya no existía riesgo de eliminación o alteración del escenario, dado que la Policía Científica concentra su análisis en la vivienda del piso 86, en el octavo piso de la torre más elevada, dado que es en su interior donde dio comienzo el siniestro.

Eléctrico y fortuito

De momento, la Policía Científica aún no ha concluido el informe sobre el siniestro, que será entregado directamente al juez, pero sí ha trascendido que la causa es fortuita y de origen eléctrico, tal como ha venido informando. La tesis principal es que dio comienzo en el interior de la vivienda 86, en la cocina, mientras su inquilino estaba ausente por motivos de trabajo.

Tal como ha adelantado Levante-EMV, ese inquilino relató a los agentes que no dejó conectado ningún aparato electrónico ni ningún electrodoméstico, aunque hay varios que no suelen ser desenchufados en ausencias cortas –de unos días–, como, precisamente, el calentador.

Según su testimonio, hace dos años tuvo problemas eléctricos con ese aparato, pero terminaron en cuanto se lo cambiaron. Así mismo, habría hecho alusión a que otros residentes de la finca habían tenido problemas.

Tal como ha publicado también en exclusiva este diario, en 2012, hace casi 12 años, un incendio destruyó el interior de la vivienda de la puerta 51, en la que en ese momento vivía la actual administradora de la finca. En ese caso, el fuego comenzó también en la cocina, en un cargador de Apple al que no estaba conectado ningún móvil y cuando la casa estaba también vacía.