Sanidad

Cinco años como médicos residentes, ¿y ahora qué?

Anna Borrell, Sandra Pérez, Eduardo Picazo y Amparo Cuenca han finalizado esta semana su residencia de cinco años y, ahora, se enfrentan al gran reto: ser médicos adjuntos y labrarse un futuro laboral

Su formación en el hospital Peset ha sido un reto, en el que han aprendido a no fustigarse por los errores, pero del que destacan el apoyo del equipo humano del centro

Los residentes de especialidades de cinco años finalizan su formación en el hospital Doctor Peset de València.

Los residentes de especialidades de cinco años finalizan su formación en el hospital Doctor Peset de València. / L-EMV

Lluís Pérez

Lluís Pérez

Son 12 años los que transcurren entre el acceso de un médico a sus estudios universitarios de Medicina y el final de su formación. Seis de universidad, uno como mínimo de preparación para el MIR y otros cuatro o cinco, dependiendo de la disciplina escogida, destinados a especializarse mediante la residencia médica, con la que completa su periodo formativo y puede ejercer como médico autónomo, como adjunto. Anna Borrell, Sandra Pérez, Eduardo Picazo y Amparo Cuenca son cuatro de los residentes que han finalizado esta semana su formación de cinco años en los hospitales de la Comunitat Valenciana. Han cursado su residencia en el hospital Peset de València durante el último lustro; Anna y Sandra en Cirugía Ortopédica y Traumatología; Eduardo en Cirugía Vascular; y Amparo en Urología. Tras seguir un camino prácticamente pautado desde sus 18 años, ahora se enfrentan a un panorama mucho más abierto. Cierran su residencia médica, ¿y ahora, qué?

Perspectiva laboral

"Me daba bastante incertidumbre no tener un contrato; pero, desde que sé que tengo trabajo, me he olvidado de la presión". Sandra resume en una simple frase sus perspectivas laborales. Ha conseguido un contrato temporal en su especialidad y, aunque la adjudicación de vacantes prevista para este mismo año, le impide saber hasta cuándo tendrá trabajo. "Si me gusta, intentaré seguir. Y si me echan, pues me voy a otro sitio tan tranquilamente". No le preocupa encontrar otro en el futuro, ya sea en la Comunitat Valenciana o en otra comunidad autónoma. Su situación es parecida a la de sus tres compañeros. Todos han conseguido un contrato temporal o de interinidad en su especialidad y no para cubrir guardias como solía ser lo habitual en los últimos años.

Eduardo, Anna, Sandra y Amparo finalizan su residencia en el Peset de València.

Eduardo, Anna, Sandra y Amparo finalizan su residencia en el Peset de València. / L-EMV

Han cursado especialidades muy demandadas, con pocas plazas de residencia en cada convocatoria; y, por tanto, con su más o con sus menos, les han llovido las ofertas. "Me contactaron hospitales de Andalucía, Cataluña o Castilla-La Mancha, pero mi preferencia siempre ha sido València", explica Eduardo, quien ejercerá como cirujana en el hospital General de València. Ha podido elegir, igual que Amparo, quien se ha decantado por el hospital comarcal de Manises. "Quería un centro más pequeño para poder seguir aprendiendo de todo. Aunque continúes con tu subespecialización, al ser menos adjuntos, hay que solucionar los casos entre todos". Compartirá centro con Anna, quien ha conseguido su puesto deseado en la Unidad de Miembro Superior, donde empleará su tiempo en cirugías de hombro y mano. En su caso, las perspectivas son esperanzadoras porque el equipo, "con mucha experiencia" y en el que se podrá "apoyar", le ha transmitido la posibilidad de acabar consolidando la plaza.

Amparo Cuenca, residente de quinto año que finaliza su residencia en el doctor Peset.

Amparo Cuenca, residente de quinto año que finaliza su residencia en el doctor Peset. / L-EMV

« No hay que obsesionarse con la técnica, sino aprender a tratar bien al paciente»

Amparo Cuenca

Como especialistas quirúrgicos, la privada era una opción muy a tener en cuenta por la oferta de contratos con mayor estabilidad y la posibilidad de conciliar mejor la vida personal y profesional. La han descartado por ser "defensores de la sanidad pública" y porque creen que allí tienen más opciones de seguir formándose. Eso sí, no descartan en el futuro compaginar ambos sectores.

Lo mejor y lo peor de la residencia

La residencia les ha puesto a prueba; ha sido un reto, pero un aprendizaje profesional y, también, personal. Anna ha entendido la imposibilidad de aprender a la primera y "a tener paciencia con la curva de aprendizaje". En eso, coincide con Sandra: "Lo más duro ha sido aprender a no fustigarme de mis errores", aunque es difícil porque como estudiantes "los médicos solemos ser muy perfeccionistas, alumnos de 10". En el caso de Eduardo, su Everest ha sido "la carga de trabajo" al combinar los turnos, el estrés y las guardias con los cursos y congresos. Y, para Amparo, las guardias, "el no tener horarios" le ha obligado a renunciar a muchas cosas. "Tienes tantas ganas de aprender que acabas haciendo más horas de las que te corresponden", confiesa.

Anna Borrel, residente de quinto año que finaliza su residencia en el doctor Peset.

Anna Borrel, residente de quinto año que finaliza su residencia en el doctor Peset. / L-EMV

«La residencia te muestra que hay que tener paciencia en tu aprendizaje»

Anna Borrell

En el lado contrario, los cuatro coinciden en destacar dos cosas. En primer lugar, el buen ambiente del Peset, donde se han sentido parte de una familia. Sandra lo tiene claro: "Lo mejor ha sido la gente. Nunca me he sentido sola y la gente del hospital se ha convertido en mi familia". Es de Almería; así que a falta de un entorno familiar directo, lo ha construido. Y, en segundo lugar, destacan su evolución de R1 a futuros médicos adjuntos. Amparo quedó fascinada cuando entró por primera vez en el quirófano durante sus prácticas, pero reconoce que la experiencia es completamente diferente "cuando te lavas las manos para participar en tu primera cirugía" porque "no tiene nada que ver". Cinco años después, a pesar de haber progresado su técnica y capacidades, sigue sintiendo vértigo "porque no hay margen de error".

Eduardo Picazo, residente de quinto año que finaliza su residencia en el doctor Peset.

Eduardo Picazo, residente de quinto año que finaliza su residencia en el doctor Peset. / L-EMV

« He recibido ofertas de otras autonomías, pero prefiero vivir en València»

Eduardo Picazo

Residencia marcada por la pandemia

Prácticamente al inicio de su formación, al final de su primer año, su residencia se vio alterada por el coronavirus. Su formación especializada quedó en pausa, para combatir un virus desconocido y letal junto con el resto de la comunidad sanitaria. Y con el componente de evitar contagiarse, "lo más temido", explica Sandra, lo cual les otorgó "una carga de responsabilidad añadida porque teníamos que dar ejemplo". Se cerraron los quirófanos y se enfrentaron "a una situación que no me había planteado al afrontar la residencia", confiesa Amparo. Les ocurrió en plena inmersión y, según explica Eduardo, en "el momento de iniciar la práctica quirúrgica, la base de la especialidad".

Sandra Pérez, residente de quinto año que finaliza su residencia en el doctor Peset.

Sandra Pérez, residente de quinto año que finaliza su residencia en el doctor Peset. / L-EMV

« Al ser de Almería, he encontrado en la gente del hospital a mi familia»

Sandra Pérez

Con el tiempo, han podido compensar la interrupción formativa por la pandemia y, esta semana, se han convertido oficialmente en médicos especialistas. Comienzan pues "con ganas de dar el salto y cambiar de rol -, asegura Anna-. También con algo de temor, pero espero que las ganas venzan al miedo". Una última pregunta: ¿cuál es su consejo para los nuevos residentes? Amparo no duda: "Que no se obsesionen con dominar todas las técnicas, es imposible. Lo más importante es aprender a tener buen trato con los pacientes".

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