Unas obras en Llíria descubren dos casas romanas del siglo I

Estaban soterradas en buen estado de conservación y se ha encontrado también una cloaca

El consistorio lo llenará de arena y zahorra para preservarlos por si en el futuro pueden mostrarse

Amparo Soria

Amparo Soria

El pasado se abre paso a un ritmo acelerado en Llíria. Unas obras de la red hidráulica en la calle Sant Miquel han descubierto los vestigios dos viviendas y una calle con alcantarillado que data del siglo I d.C., cuando Llíria era Edeta, una ciudad acaudalada del imperio romano. 

El arqueólogo municipal, Miquel Sánchez, ha estado sobre el hallazgo durante todo el proceso y el responsable de analizar lo encontrado.«Interpretamos partes de dos casas, las ‘domus’, que lindaban con el barranco que era una frontera natural donde terminaba la ciudad», dice Sánchez. 

Con las viviendas, a las que han llamado Domus I y Domus II, y a lo largo de la zanja abierta para las obras de agua potable, Sánchez explica que también se ha visto «claramente» una cloaca, el sistema tradicional de alcantarillado que construían los romanos en sus calles para eliminar los residuos.

 De las casas se pueden distinguir varias habitaciones, con sus suelos originales, además de restos de utensilios domésticos como platos, boles o jarras. «No salen enteras, solo a trozos y hay que limpiarlas, pero estos hallazgos son los que nos permiten datar las estructuras», dice Sánchez.

De ese análisis se deduce que estas viviendas estuvieron ocupadas desde época Flavia, a mitad del siglo I d.C. y se usaron hasta el abandono de la ciudad, que se produjo en el siglo III por motivos que aún se desconocen. 

«Las casas encontradas son potentes, de bastante nivel económico como lo era también el resto de la ciudad», dice el arqueólogo. Además, estas viviendas confirman los límites de la ciudad, que se encontraban en estas dos viviendas. En la calle Duc de Llíria, perpendicular a Sant Miquel, se encuentra el cementerio, un lugar de muertos que la cultura del imperio separaba de forma evidente de los vivos

ientras, la cloaca ha sido identificada por la profundidad del agujero por donde se conectaría con un sistema de eliminación de aguas. «Falta la tapa, y por encima de ella discurría lo que hemos interpretado como una de las dos aceras de la calle», dice Sánchez.«Estaba rellenada por material cerámico del siglo III, del momento en que se abandonan la infraestructuras públicas», matiza el arqueólogo.

Casas convertidas en huerta

Tras el abandono masivo de la ciudad, Sánchez explica que las viviendas comenzaron a colapsar sobre sí mismas. Más tarde, cuando en época islámica los terrenos fueron reocupados, los árabes convirtieron parte de la ciudad romana en huerta, añadiendo tierra cultivable al suelo, lo que selló de forma parcial buena parte de los cimientos de la anterior cultura. 

Los restos que quedaron visibles, sobre la tierra, se desmontaron para construir nuevos edificios, mientras que lo que yacía bajo tierra se tapó. Ese mismo futuro es el que le depara a estas dos viviendas, ya que el consistorio las va a llenar de arena y zahorra para preservar su estado. En estos momentos no es posible museizarlas ni ponerlas en valor, ya que la calle Sant Miquel es una de las que más tráfico recoge en el municipio pero, como señala el arqueólogo, «tal vez en el futuro puedan sacarlas a la luz».