El polvorín que guardó los obuses del frente de Levante resiste tras 85 años

Llíria espera catalogar todos sus vestigios de la Guerra Civil durante este mandato que por ahora solo han podido inventariar u El polvorín se encuentra en una parcela privada, lo que complica su intervención

Amparo Soria

Amparo Soria

El inventario de vestigios de la Guerra Civil en el término municipal de Llíria no está cerrado. No es fácil. Es el municipio con más patrimonio bélico de la provincia, y no son pocos los restos que se descubren todavía gracias a residentes, senderistas o historiadores que van en busca de alguna referencia leída en algún documento de entonces. Hay inventariados -que no catalogados- 70 elementos, nueve de ellos localizados en los últimos meses, y hay una circunstancia en contra: casi todos forman parte de parcelas privadas de particulares, lo que dificulta su puesta en valor. Es el caso del polvorín de Llíria, una referencia arquitectónica de guerra en la provincia que vive entre la maleza de les Traveses y que conserva, no sin ciertos puntos degradados, parte de su integridad 85 años después de haber sido abandonado. 

Es un enclave desconocido en la provincia, que se mantiene en un segundo plano por la grandiosidad del de Riba-roja de Túria. Este es más modesto, pero estuvo en funcionamiento durante la guerra para servir de pólvora y obuses al frente de Levante que luchaba algunos kilómetros hacia el noreste, hacia Andilla y el Toro. Lo explica Carles Asensi, del Archivo Municipal de Llíria e historiador. Es una de las personas que mejor conoce este lugar y el resto de vestigios que aún se mantienen en Llíria. 

Una de las entradas al polvorín de Llíria.

Una de las entradas al polvorín de Llíria, en València. / José Manuel López

Mover la pólvora a 33 kilómetros

«El polvorín se construyó en 1937 según escribió José Durán, cronista municipal, y se usó hasta el final de la guerra», dice. De los archivos militares han podido saber que había «carga de proyección de artillería», es decir, obuses, además de pólvora que se traslada al frente de la Línea XYZ, a 33 kilómetros de Llíria. 

«También podría haber servido de depósito de bombas del aeródromo de Llíria, desde donde volaban los aviones ‘Katiuska’, oficialmente Tupolev SB», dice Asensi. La ubicación es perfecta ya que Llíria formaba parte de la defensa de la línea Inmediata, pero en un punto de vanguardia y con vías de comunicación directa con el frente hacia Segorbe, Alcublas y Bejís y Ademuz.

La infraestructura formaba parte de la finca ‘Vedat de Izquierdo’ y tiene 626 metros cuadrados repartidos en tres galerías. Las dos de los extremos era para mercadería, con espacio suficiente para que entraran carros o camiones. Las tres se comunicaban por un pasillo al fondo. La galería central era para la tropa, y la artillería se repartiría por los pasillos en estanterías. Delante de la entrada se construyó un pequeño cuartel que ya ha desaparecido. 

Además, Asensi explica que tiene la particularidad de estar construido dentro de la roca, lo que ha favorecido su conservación. No así las entradas, ya que uno de los accesos colapsó. Sin embargo, el ladrillo con el que se construyeron las bóvedas ha permanecido casi intacto. 

Limpieza y puesta en valor

En 2017, el Ayuntamiento de Llíria intervino en él con una gran limpieza, pero no se ha vuelto a producir, ya que, como en otros municipios, la cantidad de patrimonio existente en estos municipios es inabarcable para las arcas de los ayuntamientos. 

Lo que el consistorio sí tiene entre manos, a través de Asensi, es la catalogación de todos estos restos con fichas de la Conselleria de Cultura y la dirección de Patrimonio

La concejala de Urbanismo y Memoria Democrática, Consuelo Morató, explica a este diario que es un propósito firme hacer este catálogo y conservar los Bienes de Relevancia Local que existen en el municipio. «Queremos llegar a tener una red para mostrar el patrimonio bélico y poner ponerlo en valor para el municipio», explica.