El polvorín de Riba-roja, olvido y futuro en el hormigón

El Cuartel de Artillería situado en la montaña de la Creu sobrevive al vandalismo y el abandono 34 años después de su cierre y se debate qué hacer con él u Convive junto a galerías y trincheras de la Guerra Civil en la cima

Amparo Soria

Amparo Soria

La sucesión de referencias cinematográficas que a una se le pasan por la cabeza cuando llega al Cuartel de Artillería de Riba-roja de Túria es infinita.Las galerías del polvorín bien podrían ser el escenario de un relato apocalíptico o de ciencia ficción, y a tenor del rastro humano que se ve en pintadas y residuos, no ha intimidado a todo el mundo por igual. La montaña de Creus de Riba-roja contiene dos instalaciones bélicas fundamentales para entender la historia de la provincia de València durante y tras la Guerra Civil, y 80 años después se abre el debate sobre qué hacer con estas instalaciones que sobreviven a los años con más o menos salud.

Con una vista privilegiada sobre el golfo de València, ambas instalaciones, construidas sucesivamente, conviven una sobre la otra. Las galerías, trincheras, abrigos y nidos de ametralladora de la cima de la montaña de Creus se construyeron en 1938, tal como quedó grabado en uno de los túneles. El cuartel y polvorín de la ladera fue construido posteriormente, bajo la dictadura franquista, para albergar allí varias unidades militares que custodiaran el armamento guardado en las cinco galerías. 

El acceso es restringido, pues los terrenos pertenecen a diversos propietarios que, en virtud del anuncio del Ministerio de Defensa de 1998, se devolvían estas tierras ocupadas -236.140 metros cuadrados- a sus propietarios, previo pago. Los soldados habían abandonado todas las instalaciones en 1989, y el complejo quedó a su suerte. Una cadena que prohíbe el paso es el único impedimento para acceder con el vehículo y avisa de que es una propiedad privada, pero una vez se robaron las vallas y la concertina gigante que rodeaba todo el perímetro, las instalaciones han sido visitadas por todo tipo de personas: curiosos de las estructuras bélicas, historiadores, pero también vándalos y hasta jóvenes que organizaron una rave en 2005. El suceso más negro tuvo lugar en 2008, cuando apareció en el entorno el cadáver de un vecino de Paterna

Visita al antiguo polvorín del ejército en Riba-roja

Fernando Bustamante / A. Iranzo

De los edificios militares no queda a penas nada en pie. Los techos de los barracones y la cantina se han hundido, y seguramente el único edificio que resiste es la vivienda del alto mando, un pequeño chalet en la zona alta del complejo con porche y piscina. Se han llevado todo el metal para venderlo, pero los cimientos resisten y permiten imaginarse cómo se vivía allí. 

Antiguo polvorín del ejercito en Ribaroja

Antiguo polvorín del ejercito en Ribaroja / Fernando Bustamante

Los graffitis han tapado buena parte de los letreros originales, pero aún se puede ver el«Destacamento de Ribarroja, Batería», en uno de los edificios. Sin embargo, son las cinco galerías del polvorín lo que más impresiona, construidas de hormigón con bóvedas y entradas laberínticas para amortiguar una posible explosión. Los cinco grandes pasillos y diáfanos son utilizados por distintos cuerpos de seguridad para ensayar distintas maniobras, y un respiradero de dos metros de diáfano que conectaba con la cima de la montaña ha tenido que ser sellado por el peligro que suponía, por lo que la oscuridad es total. 

Un muro de unos cuatro metros protege las cinco entradas al polvorín, lo que evitaba un virtual ataque a la munición. Su ubicación no es aleatoria: se encuentra a escasos kilómetros del aeropuerto de Manises, por lo que en caso de conflicto, era fácil suministrarse de armas y cargarlas en los aviones. 

En la Línea Inmediata

La construcción del polvorín impulsada por la dictadura franquista aprovechó las instalaciones de defensa que la montaña tenía en su cima. Formaban parte de la Línea Inmediata de defensa construida en la Guerra Civil como última oportunidad de defender València, pero nunca llegó a usarse ya que el frente nunca descendió hasta la capital. Sin embargo, los materiales usados en estos elementos bélicos fueron los que más calidad tuvieron de las tres líneas de defensa valencianas -la XYZ, la Intermedia y la Inmediata-, ya que este entorno se caracteriza por la calidad de la piedra, lo que se confirma al ver las cuatro canteras que definen el paisaje de Riba-roja. 

Lo confirma el fotógrafo y especialista en la Inmediata José Aleixandre, quien catalogó todos los vestigios bélicos en el libro ‘La Línea Inmediata’ junto a Esteban Clemente. «Las trincheras y nidos de la cima de Creus están en una posición adelantada a la Llobatera, y son distintos a los que hay en Carasols», concreta. Arriba, una galería recorre toda la montaña y a lo largo del tunel, escavado tanto con pico como con dinamita tal como queda patente en las marcas de la roca, van apareciendo aberturas que terminan en abrigos y zonas de vigilancia hacia todos los puntos cardinales. Las vistas a la ribera del Túria, al Golfo de València y a la Sierra de Chiva y la Calderona son excepcionales. 

Proyectos de futuro

Todo este complejo bélico no está del todo abandonado. Hay varias propuestas que podrían darle una nueva vida, pero ninguna de ellas se ha materializado, en parte por el elevado coste que supone volver a revitalizar todas las instalaciones. La última de ellas ha venido de China: un grupo inversor se puso en contacto con el Ayuntamiento de Riba-roja hace escasas semanas, aunque no ha trascendido el propósito de su interés. 

La Generalitat ha sido otro de los organismos interesados. En 2021, la visita de José María Ángel comosecretario autonómico de Seguridad y Emergencias dejó otra pista de hacia dónde podría ir la nueva vida del polvorín. Del encuentro entre Ángel y el alcalde Robert Raga trascendió que este búnker podría destinarse a albergar servidores informáticos: la idea podría dirigirse hacia la creación de un complejo volcado en la ciberseguridad y la protección ciudadana

Estas ideas no se materializaron en nada, a la espera de si la Unión Europea podría financiar la rehabilitación.Sin embargo, que haya posibles usos sobre la mesa sirve para dar un nuevo empujón a unas construcciones de un valor histórico y material que supera lo local.