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Agua

El bajo nivel de los pozos del Benicadell amenaza miles de hanegadas de cultivo

Los comuneros de Otos sufren severas restricciones y plantean sancionar a quien riegue más de la cuenta - Los alcaldes afean al Consell su pasividad y le piden auxilio para salvar la campaña agrícola

El bajo nivel de los pozos del Benicadell amenaza miles de hanegadas de cultivo

El pozo del Barranc de la Mota es la única fuente de abastecimiento de agua de la que disponen los vecinos de Otos. Las diferentes acometidas de la instalación sirven tanto para suministrar el agua potable a los hogares de este pueblo de 466 habitantes como para regar las 2.000 hanegadas de cultivos que constituyen el término, integradas en la SAT de regantes del municipio y amenazadas por la sequía. El caudal del citado pozo está bajo mínimos y la comunidad local de regantes ha tenido que establecer turnos de riego que limitan a dos veces por semana esta actividad para los comuneros. El colectivo ha convocado el 30 de septiembre una junta general extraordinaria para abordar si procede aplicar nuevas restricciones en el consumo, así como la posible imposición de sanciones a aquellos que incumplan las medidas extraordinarias.

«La situación es dramática. El agua del pozo está bajando a casi medio metro por día». La preocupada alerta ante el agotamiento de los recursos hídricos lanzada por el alcalde de Otos, Emili Mira, se extiende entre los vecinos de un pueblo que vive fundamentalmente del campo y se prolonga por localidades de l'Ombria como Bèlgida, Carrícola, Beniatjar o Atzeneta d'Albaida. En Otos, ayer se reunió el Consell de Participació Ciutadana y la problemática centró los tres puntos del orden del día. Los ayuntamientos de la zona mantienen reuniones periódicas y se coordinan para suavizar el impacto de la sequía, que está dejando muy mermados los manantiales de la sierra del Benicadell de los que bebe la Vall d'Albaida. En los últimos meses, el agua ha basculado de los pozos de unos municipios a otros en función de las necesidades, pero estos trasvases comienzan a ser inviables. «A la velocidad a la que baja el agua y si no llueve, toda la cosecha de naranja y caqui estará en peligro. El calibre será muy reducido y no se podrá comercializar», advierte Mira, también agricultor, como el 95% de los vecinos del pueblo que forman parte de la Cooperativa Llutxent-Otos.

En Bèlgida, un 70% vive de la agricultura. Las dos comunidaes de regantes que coexisten en la localidad han tenido que sectorizar las partidas y establecer tandas de riego, aunque las quejas se suceden porque el agua no llega a todos los puntos por igual.El alcalde, Diego Ibáñez critica la escasa eficiencia del sistema de agua potable de la localidad, con pérdidas constantes en plena sequía, pero el pueblo no dispone de recursos para remodelarlo.

Demandan nuevos pozos

Los regantes reivindican la necesidad urgente que tiene la zona de recibir nuevos y adicionales aportes hídricos. Aunque la solución pasaría por practicar sondeos y abrir nuevos pozos para captar más agua, el proceso de habilitar concesiones cuesta mucho tiempo, trámites y dinero. De ahí que reclamen el auxilio de la Conselleria de Agricultura y la CHJ, que mantienen, en plena penuria,varios pozos inactivos y sellados en la Vall que podrían adecuarse para el consumo agrícola. «La administración debería enviar ya a sus técnicos aquí para comprobar cómo están nuestros pozos y analizar las opciones», coincide el alcalde de Otos, que considera urgentes las inyecciones de agua para salvar la campaña agrícola y sugiere una alternativa «más barata» que pasaría por hacer más hondos los actuales pozos.

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