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«En la Mancomunitat me he comido muchos marrones»

Puchades ha presidido la entidad en su momento más convulso y se ha rebelado al PP en contra del Consorcio

Cogió las riendas de la Mancomunitat en el peor momento.

El cargo me ha dado una manera diferente de ver las cosas, porque prácticamente he estado siempre en minoría. He tenido que negociar siempre con el PSOE y Compromís y creo que ha sido positivo, porque al final hemos podido sacar todo adelante, a pesar de ser una etapa muy complicada. El último presupuesto, el de 2015, el interventor me decía: «no te lo aprobarán» y al final lo han aprobado. La Mancomunitat no puede ser un rodillo, sino algo que lo acepte todo el mundo.

En su partido le llovieron las críticas por rebelarse al Consorcio de Residuos.

Tuve muy claro que no podíamos entrar sin que hubiera un consenso. Como vimos que aquello no podía ser, dije que si entrábamos tenía que ser por fuerza de ley. He tenido muchas presiones. Muchos compañeros no aceptaron mi decisión, pero estoy convencido de que fue lo mejor, porque si hubiéramos entrado al principio, sin más, hubiera creado un malestar tremendo. Al final, el juez nos ha hecho entrar porque la ley no dejaba otra. Ahora estamos negociando con uñas y dientes el coste de transporte y no va a ser tan costoso como se decía. A Benigànim no le va a costar ni un euro de más: lo digo y lo mantengo.

La oposición le acusó de querer cerrar la Mancomunitat.

Mucha gente pensó que yo llegaba a la Mancomunitat para cerrarla, cuando si hay alguien que se la cree soy yo: es un instrumento esencial para vertebrar la comarca. Me creo todas las áreas que hay, porque viendo que de los 34 pueblos de la Vall15 tienen menos de 500 habitantes, a ver qué servicios podrían tener si no existiera... Creo que los más grandes tenemos que ser generosos con los pequeños e invertir más dinero.

Si retrocediera en el tiempo, ¿volvería a decir que sí a Filiberto Tortosa para ser presidente?

Antes de Filiberto yo ya me creía la Mancomunitat. Me he tenido que comer muchos marrones, pero estoy contento. Aunque [el cargo] me ha dado más disgustos que alegrías, volvería a aceptar el reto. El balance es satisfactorio: Hemos aflorado toda la deuda y hemos visto todo lo que nos deben. No había interventor y lo puse: quise saber hasta el último euro que había pendiente. Hemos cobrado deudas de 1992, hemos conseguido poner las cosas en orden y hemos sentado las bases para que funcione lo mejor posible. Una vez aclarado el tema económico, dejo la Mancomunitat mejor que la he cogido: vuelve a tener otra vez valor y la gente se la vuelve a creer. Los trabajadores vuelven a tener seguridad. Auguro muchos años de futuro.

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