Si, las he contado desde 1996 hasta hoy sábado 29 de agosto, fiesta del martirio de san Juan Bautista, y he llegado a 500 columnas publicadas en el periódico Levante-EMV. Llego justamente a esa cifra también vísperas de dejar la Colegiata Parroquia como abad mitrado para incorporarme a la Iglesia Catedral de Valencia. Lo agradezco a los distintos directores de la edición de la Costera, don Lluís Cucarella, el primero que conocí y me invitó a escribir en su periódico; a don Ricard Gallego y sobre todo a don Agustí Garzó, quien siempre me ha dado la oportunidad de escribir del tema que quisiera y nunca me ha tocado "ni una coma". Además agradezco sus informaciones sobre los acontecimientos, celebraciones, restauraciones de obras de arte; sobre mis libros y los actos celebrados durante mis 20 años pastorales. Y a otro don Agustín, Perales, el fotógrafo del periódico, a quien yo siempre le digo que tiene el mejor archivo fotográfico de España, un verdadero tesoro. Muchas gracias a los dos, de corazón.
En estas 500 columnas he mostrado siempre mi propósito: evangelizar, anunciar el Evangelio, hablar de Dios, de la Iglesia y del mensaje cristiano; mensaje que no ha caducado ni ha pasado de fecha, sino que es muy actual y muy necesario. He disfrutado escribiendo, cosa que continuaré haciendo de una forma o de otra. Soy cura y escritor y Dios quiere que esas dos misiones las lleve a cabo hasta el final. Mis temas han sido de actualidad cristiana, el año litúrgico, las grandes solemnidades, de Xàtiva y de la Iglesia universal. He escrito sobre los papas san Juan Pablo II, el Grande, de Benedicto XVI, gran maestro del saber teológico y del papa Francisco; los santos han ocupado muchas columnas y cómo no, los santos setabenses: san Jacinto, sant Feliu; los beatos mártires de Xàtiva, sobre todo mis amigos los jóvenes José Mª Blasco, Eduardo Ripoll y José Amorós; he escrito sobre el beato Ricardo Plá a quien me une una enorme admiración y cariño y también sobre los siervos de Dios Manuel Casesnoves y Adela Soldevila a quienes he llegado a conocer muy bien mediante los testimonios aportados para su causa de canonización: soy su vice postulador.
Estoy contento de haber llegado a este punto. Lo he dicho muchas veces: creo en el apostolado del papel, lo que se escribe llega lejos y yo tengo siempre la esperanza de que llega a muchos y es mucha la gente que lee estas cosas, eso me consta. Mis publicaciones, lo he dicho a los arzobispos que he conocido, sobre todo al cardenal don Agustín y ahora a don Antonio Cañizares, son mi otra parroquia. Y una de las misiones que me ha recalcado el cardenal al mandarme a la catedral es: «sigue escribiendo y publicando, puedes hacer mucho bien con tus libros».