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La historia de Xàtiva a través de sus casas

El historiador del arte Pablo Camarasa analiza en un ambicioso volumen el patrimonio de la ciudad desde el siglo XIII hasta 1918

Vista general de la señorial calle Montcada. Debajo, Pablo Camarasa durante la presentación, días atrás. perales iborra

El casco histórico de Xàtiva ya cuenta con un estudio que analiza las características de los 78 edificios con valor patrimonial que repartidos por los cuarteles del Mercat, Ciutat y Barreres, sitúan a la capital de la Costera en los primeros puestos de la Comunitat Valenciana, por lo que se refiere a la concentración de ejemplos de arquitectura civil privada con valor histórico, entendida como el conjunto de palacios señoriales, residencias burguesas y obradores artesanales que han resistido al paso de los años, y que siguen siendo habitados por nuevos propietarios, que permiten así evitar la despoblación del casco antiguo a la busca de viviendas más cómodas y funcionales.

Pablo Camarasa Balaguer, historiador del arte y arquitecto, es el autor de una publicación que repasa todas las tipologías constructivas de las élites de antaño, que intentaron reflejar una prosperidad emanada de las rentas de la tierra o del comercio, a través de la construcción de enormes palacetes y caserones que dejasen huella del estatus alcanzado. La obra, titulada Arquitectura civil en Xàtiva. Siglos XIII al XIX, se encuentra ya a la venta y constituye un resumen divulgativo de la tesis doctoral que con el mismo título defendió este historiador el pasado mes de abril en la Universitat de Valencia, ante el tribunal compuesto por los doctores Arturo Zaragozà, Amadeo Serra y Carmen Gómez, y con la que obtuvo la calificación de sobresaliente cum laude. Ha sido editada conjuntamente por la propia entidad académica en colaboración con el Ayuntamiento de Xàtiva, aprovechando la llegada a la ciudad de subvenciones del plan ARRU, que busca realizar intervenciones sobre inmuebles con valor histórico para evitar la degradación de los núcleos antiguos urbanos.

La presente obra pretende contribuir a posibles intervenciones en esta línea, además de intentar poner en valor un patrimonio, concienciando a sus propietarios para que lo salvaguarden, o canalizando subvenciones, para que sus actuales habitantes, opten por la conservación, y no por la opción del derribo o la venta. En este sentido, las administraciones han potenciado el castillo, la Colegiata, el hospital, los conventos... pero no se ha actuado tanto en referencia a las casas y palacios con valor histórico que se reparten por todo el casco antiguo, y que son testimonio material de la gran concentración de nobles y burgueses que habitaron la ciudad en épocas pasadas, y que la convertían en ciudad de senyorets.

El estudio de Camarasa se centra en analizar, primero, las características de la morfología urbana setabense para entender cómo su trazado urbano se vio siempre determinado por tres elementos: el castillo y su muralla, la Iglesia Colegial de la Seo, y un complicado sistema de ingeniería hidráulica. La función defensiva y su ubicación estratégica determinaron que la ciudad viviera constreñida por sus murallas hasta bien entrado el siglo XIX, y sus funciones comerciales se vieran determinadas por nueve puertas que daban acceso a sus cuarteles del Mercat y Ciutat, lugar donde se concentraba la mayoría de nobles y burgueses, en espera de su deslocalización hacia el distrito extramuros de Barreres. La Colegiata marcaba la separación de la Xàtiva intramuros, y determinaba la difícil organización de una trama, donde la eterna iglesia inacabada se convertía en principal referente de la ciudad, y en cuyo entorno aspirarían a vivir todas las élites urbanas y a desembocar todas las calles principales. Y por último, la red de acequias subterráneas que la cruzaban, como la de Bellús y Santas, que posibilitaban que la urbe contase aproximadamente con 53 fuentes públicas y 427 privadas, que constituyen otro gran referente patrimonial de Xàtiva.

Una evolución no rupturista

Tras analizar las intervenciones públicas de los planes urbanísticos de Tosca y Montaigú, el autor señala los cambios urbanísticos sufridos por una ciudad que siempre respetó los tres condicionantes anteriores, y la adaptó a las nuevas necesidades sin grandes derribos ni construcciones de nueva planta, lo que explica la pervivencia de su entramado histórico, que a su vez ayudó al mantenimiento de unos palacios que con pequeñas intervenciones se adaptaban a los nuevos tiempos. Y todo ello sin ensanches ni grandes proyectos urbanísticos rompedores con el pasado. En este marco urbanístico poco proclive al cambio, sitúa Camarasa las características de las viviendas históricas agrupándolas en tres tipologías: el palacio señorial, las residencias burguesas y los obradores, en su mayoría concentrados en la plaza del Mercat. Estudia las diversas variantes y las acompaña de didácticos planos en los que analiza fachadas, distribución de espacios interiores; puertas, ventanas, balcones, balaustres y pasamanos, todo con información gráfica. Agrupa las casi ochenta edificaciones en cinco épocas históricas diferenciadas, que abarcan un período cronológico de siete siglos: desde la Edad Media hasta la época contemporánea. La primera, arranca en la conquista cristiana de 1246 hasta la concordia del reparto del agua de 1422, en las que destaca, entre otras, la Casa natalicia de Alejandro VI, la de Mahiques-Sanç, o la del barón de Sacro Lirio. La segunda, abarca de 1422 hasta la epidemia de 1500, donde se puede destacar el palacio del marqués de Montortal, la Casa de Ramón Bonhivern o de Pere Lluís Garcerán de Borja. La tercera, desde 1500 hasta 1700, donde se puede citar de un largo elenco, la Casa Moxica, Sanz de Vallés, o el palacio de Ruíz de Alarcón. La cuarta, desde la crema de Xàtiva en 1707 hasta 1811, donde destacan la Casa Mompó, Artigues o Cebrián; y por último, desde 1811 hasta 1918, en la que se podría destacar la casa de los Llaudes-Guardamino, de los Olanier o los Diego. Cierra la publicación un último apartado dedicado a los profesionales, oficiales y gremios de la construcción que contribuyeron a erigir todas estas diferentes tipologías de conjuntos residenciales, así como alguna referencia biográfica de quiénes fueron sus históricos habitantes. Una obra, en conclusión, que puede ayudar a mejorar y dinamizar el casco antiguo de Xàtiva como foco de atracción turística, y que sirva para insuflar ánimo a todos los propietarios que siguen residiendo en un espacios repletos de historia pero que son costosísimos de mantener.

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