La capitalidad musical de las comarcas centrales no recaerá en Ontinyent este año. Puede que, de hecho, quede desierta en el resto del territorio porque salvo en Gandia (y en menor medida que otros años) parece que la presencia de grandes figuras está descartada en la mayoría de ciudades. El hecho, en todo caso, es más llamativo en Ontinyent porque el equipo de gobierno se ha implicado en los últimos años de manera muy directa en esa política de grandes conciertos y ha promocionado su Concert de Festes de manera extensiva. Al parecer, según ha podido saber este diario, hay dos razones de peso para variar el rumbo. Por un lado, es un hecho que muchas figuras ya no van a plazas de segunda y sólo actúan en capitales de provincia. Y según qué capitales. Eso dificulta enormemente la contratación. Pero por otro, muchos de los conciertos de Ontinyent han pinchado. El de Alejandro Sanz en 2013 fue decepcionante, dadas las expectativas generadas. Y en 2016 Amaral llevó al Clariano poco más de 1.500 personas.
Expertos en la contratación de figuras musicales añaden una tercera razón para vaticinar el fin de los grandes conciertos en solitario en ciudades medias: la proliferación de festivales. Un festival supone un atracón de actuaciones y una variedad de opciones que no ofrece el recital de dos horas de un solista o grupo. Es como el imparable cambio de hábitos que supuso el multicine frente a la sala única urbana, ponen de ejemplo. Hay más razones, incluso. Y es que cada año hay pocas figuras con gira y disco nuevo que garanticen el lleno de un estadio. Otra cosa son los teatros o los recintos medianos, donde la fórmula puede pervivir perfectamente.
Aunque algunas de las estrellas que han pasado por Ontinyent han cubierto las expectativas, como Pablo Alborán en 2015, que llevó a 6.000 personas al Clariano, otras no alcanzaron el éxito de público que se suponía aparejado a su nombre. El ya mencionado caso de Alejandro Sanz (que ya pinchó en la Fira de Xàtiva de 2007) o el de David Bisbal el pasado mes de agosto son los más llamativos. Bisbal cosechó una buena entrada en el Clariano durante el concierto de las fiestas de moros y cristianos de 2017. Pero bastante lejos del llenazo que se preveía. Además, en el caso de Alejandro Sanz, el sistema de contratación mixta (ayuntamiento y empresa privada) generó pérdidas para la promotora, que rehusó implicarse de nuevo en operaciones similares. Otros años, no sin polémica, la Diputación de Valencia ha acudido al rescate del concierto y éste fue incluido, como el del año pasado, dentro de Sona la Dipu, una iniciativa que tanto a Ontinyent como a Xàtiva (con el PP y con los nuevos gobiernos de izquierda) les ha permitido sufragar los costes de este tipo de actuaciones. Las críticas del año pasado, cuando se acusó a la Diputación de Valencia de que en realidad pagaba una actuación para Ontinyent con dinero de la institución provincial también han frenado el repetir la experiencia.
Los Secretos, confirmado
Fuentes municipales han admitido que ese tipo de concierto está descartado para este año. Y ya trabajan en las alternativas, como mantener la línea de conciertos del Ochenteando, en colaboración con la hostelería, donde ya está confirmada la presencia de Los Secretos, o promover una actividad como la de las barras de la Festa del Bou, muy exitosa entre la juventud. En todo caso, actuaciones musicales las habrá, sin duda. Y de varios estilos. Pero un cantante o grupo de primera línea, como en los últimos años, está descartado. La idea de las barras se lleva a cabo con éxito en la explanada de la antigua Tortosa y Delgado en las fiestas de la Purísima y cuenta con ambientación musical diversa.
