Todos los buenos propósitos posibles. Esta semana, tal como se esperaba, puede resultar determinante para el futuro más inmediato y también más lejano. Sudeva se ha desplazado a Xàtiva para poner los pilares del Olímpic de la próxima temporada y de las siguientes. Han querido presentarse ante socios y aficionados y lo hicieron en la Murta. Se dio la cara y se expuso el proyecto. Si se cumple todo lo anunciado ha sido una buena decisión y el Olímpic puede respirar tranquilo y además mirar el futuro con cierta ilusión y optimismo. Anuncian que el presupuesto ya está cerrado, que el 1 de julio se firmarán los contratos, que el Olímpic irá a la India en agosto y su equipo se desplazará a Xàtiva. Una de las cosas que más me gustó fue que se reconoció que hay «problemas», pero que propondrán soluciones. También dijo que, eso sí, esperaba que se le dijeran los problemas «a la cara», señal inequívoca de que alguna que otra «trampa» se están encontrando.

Cerrada la tercera y última fase de adquisición de acciones, nos hemos quedado a la mitad del capital social esperado: Sudeva y muy pocos más. No por ello peligra la conversión en SAD, pero es también un claro ejemplo de lo que se quiere, de a lo que se aspira y lo que es real. Romanticismos pocos.

El caso del Ontinyent debe ser un manual práctico a la hora de planificar el futuro del club. Hay errores en los que no se puede ni se debe caer. Por ello, personalmente, me gustaría que hubiera total colaboración entre la todavía Junta Directiva y el nuevo grupo inversor. Lo contrario no se entendería. Colaborar, facilitar las cosas será una forma digna de salir de un club después de una temporada donde las cosas, simplificando, no han salido como se esperaban (y simplifico mucho). Ilusión toda. Con eso me quedo de momento.