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¿Retos de futuro en la Vall? Muchos

Ayer se celebraba en Ontinyent, con muy buen criterio, la jornada denominada Foro I+T 2018. Es una apuesta más, en el contexto municipalista, pero también comarcal, por aplicar medidas de futuro en nuestro ámbito. Sin embargo los puntos de mira con cierta perspectiva que aún siguen pendientes son numerosos. Y „dentro de las posibilidades municipales„ deberían ir acometiéndose. Tal es el caso de la demografía urbana, ya que no se conocen prospecciones para los próximos quinquenios pues mientras la natalidad seguirá bajando, la longevidad de la población crecerá. Todo ello implicará acometer nuevas necesidades sociales que, de una forma u otra deberá atender el municipio. Así, mientras las escuelas infantiles o primarias comenzarán a vaciarse los centros destinados a jubilados y gente mayor cada vez serán más demandados.

Ontinyent, por ahora cuenta con la ventaja de ser capital comarcal. Lo que siempre será un buen reclamo para los habitantes de pequeños municipios de la comarca, que en esta ciudad pueden encontrar los servicios que sus localidades no pueden albergar. Además de contar con estudios universitarios, que siempre representa un aliciente añadido respecto a la atracción de sectores jóvenes del entorno. Otra cuestión muy distinta devendrá, con el paso de los años, y al igual que acontece con jóvenes de otras geografías como León, donde como señalaba con muy buen tino el escritor Julio Llamazares el pasado agosto, «en su universidad, como en otras de la España pobre, a los universitarios les dan junto con el título una maleta para que emigren». Y de ese síntoma Ontinyent no está libre. Lo cual se erige en una auténtica amenaza para el futuro de la ciudad, pues como es bien sabido sin juventud no hay porvenir. Los gobernantes municipales deberían vigilar con mayor celo los vaivenes de la pirámide de edad, la que rutinariamente les suministran todos los años los técnicos municipales.

Otro asunto que merece atención urgente, y que en este caso debería requerir, como en una piña, la solicitud de toda la comarca de la Vall, es la exigencia de estudios de viabilidad del tren, en su más amplia acepción. Como medio de transporte público es la movilidad del futuro. Hay que ir más allá de los habituales gestos y reacciones políticas previsibles, las que vemos cada año cuando en los presupuestos anuales del Estado o de la Generalitat destinan migajas al mantenimiento de la línea Xàtiva-Alcoi. Nada de mirar con traza nuevas propuestas y caminos de hierro. En Alemania, que en estos asuntos no pierden ningún tren, valga la redundancia, ya están manos a la obra. De razones ecológicas andan sobrados. Obviamente este propósito sobrepasa el límite municipal, lo que no excluye para que se aporten indicios que deberán desarrollar las administraciones superiores. Y en esas estábamos cuando, meses atrás, el alcalde concedía la delegación de transportes al portavoz de Ciudadanos, Juan Revert, sin que hasta la fecha haya aportado ninguna idea sobre el particular de las que tan sedienta anda la ciudad. Los proyectos que heredó, cuando asumió la concejalía, parece que están donde estaban.

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