n o todos los días y menos en estos tiempos se encuentra uno con personas altruistas y dotadas de filantropía, como el caso que viví tiempo atrás cuando me sorprendió un sincero amigo „al que aprecio„ cuyas fantasías e ideas que me planteó eran semejantes a las de los evangelizadores de las indias. Con todo, le considero „a pesar de sus aparentes rarezas y extravagancias„una persona sólida y fiable. La charla, abierta y confiada, casi nos cubrió toda una tarde, y la tuvo conmigo con ganas de explayarse; toda ella sin reparos ni vergüenza. Muy sincera en todo momento, sin medias tintas, libre, sin egoísmo; exenta de engañosas intenciones, llenándome la mente después y durante muchos días de ilusión y de esperanza. Tanto énfasis y entusiasmo puso en su charla sobre sus originales e imaginados proyectos y el mucho tiempo invertido conmigo, que hasta los dos llegamos a percibir en algún momento una cierta violencia, al darnos cuenta de que toda la tarde la estábamos pasando en un rincón de la cafetería, abusando del establecimiento, aun cuando repetimos los cafés, en una conversación tal vez de puro estado rocambolesco.
Su conversación estaba centrada en lo mucho que haría por la sociedad setabense si dispusiese de cantidad de dinero. Y yo, que creo conocerlo bien, estoy convencido que así sería puesto que he venido percibiendo de cerca muchas de sus acciones en determinados momentos de su vida, tanto de tipo solidario como otras a favor del patrimonio artístico y el cultural en general. Siempre acorde este a sus posibilidades económicas, aquellas que en cada momento se lo podían permitir. Y aun cuando su filantropía y altruismo no ha tenido fronteras, sí que tengo bien claro que su mayor objetivo siempre era y lo sigue siendo Xàtiva, la ciudad de nacimiento y a la que este amigo adora con avaricia, puesto que así, nuevamente, me lo estaba corroborando.
Muy interesante y emotivo fue cuanto me decía de sus deseos y proyectos „puntualizando los detalles„ aunque en cada momento de su exposición yo intuía que solo fuesen planes de pensamiento, imaginarios e ilusionados hacia su amada Xàtiva; si bien „como digo„ sus buenas intenciones no dejaban de ser curiosas, sanas y fantasiosas al ser de difícil realización aquellas que me decía desearía hacer, como esa parte sin terminar de la fachada principal de la Seo y la segunda torre campanario. Ampliar multiplicado por cuatro el espacio actual del Jardín del Beso era otra, pese a ser este un proyecto de gran envergadura y extensión que obligaría a suprimir (y pasar a su favor) el espacio que ocupa la carretera lindante el parque, como también llevaría a disponer de la parte de los solares que hoy ya son bloques de viviendas, anexas al mismo jardín.
Remodelar las calles y las mismas casas situadas en la zona antigua de Xàtiva; sus fachadas, los tejados, balcones y ventanales, las muchas viviendas que se encuentran hoy en tan lamentables situaciones de conservación, era otro de sus sueños. Todo ponerlo en orden y situándolo en el ambiente y estado que tenía hace cien años. Y finalizar la construcción del castillo a como realmente le corresponde, esto es: reedificar de nuevo la parte de lo que un día se ha pretendido asemejar al primitivo castillo, en su desacertada restauración, al igual que sus alrededores; en muchos aspectos tan dejado de la mano y descuidado. Hasta intentaría „afirmaba, siendo sabedor de que es una colosal osadía más difícil de realizar que el resto de proyectos„ el traer a Xàtiva el mar y una buena playa, a través de Simat, pasando por Barxeta (pues también estos dos pueblos se beneficiarían). Si bien a primera vista es muy complicado „hasta reconocía que es descabellado, pero no imposible„ añadía muy serio sobre esta otra aventura que los grandes canales existentes en distintas partes del mundo son de mucha mayor envergadura que éste que lleva en su pensamiento para Xàtiva.
Pero si sorpresa tuve de los proyectos que hasta el momento me estaba exponiendo, no fue menos impactante los que aún tenía en mente y que sin ningún empacho ni timidez me remató: nada menos que volver a su estado original todo el amurallado que cercaba la Xàtiva antigua, dejando lo actual y moderno fuera de lo medieval. Con un poco de broma le puntualicé que yo, aunque en una finca moderna, en donde vivo, me correspondería quedarme dentro del recinto, ya que vivo en el actual edificio donde se encontraba el convento de Sant Francesc.
No se le quedó tampoco en el tintero otro sueño enorme: levantar de nuevo aquellos conventos religiosos que por el tiempo han desaparecido. Un número importante (once) tuvo Xàtiva: Trinitarios, Consolación, Capuchinos, Dominicas, Mercedarios, Santa Clara, Santo Domingo, San Francisco, Santa María Magdalena de L'Algema o Montsant; San Onofre y el de los Carmelitas. En sí, ponerlos todos al día tal cual eran en su momento. Casi nada dicen los sueños de este romántico setabense. Pero al fin y al cabo no deja de ser hermoso simpatizar con los mismos, como confieso que a mí me sucedió.
Una fábula; una ilusión. Después de charla tan larga, y de la seria atención que presté a todo cuanto me decía, advertí que este hombre „como ya antes dije„ no hablaba por simple pasatiempo, ni de broma o cachondeo. Y yo detecté que me lo fue exponiendo muy seriamente y con total convencimiento. Al final, me hizo el recordar „y compararle„ a Martin Luther King en su famoso discurso, aquel que empezaba con «he tenido un sueño...». De cualquiera de las maneras y aunque en principio su conversación me sonase por momentos a fábula, mi conclusión es que fue muy agradable oír tantas cosas bonitas. Me dio mucho que pensar el conocer aquellas maravillosas intenciones. Las de una sana ilusión; los deseos de un ciudadano que vive los problemas de la comunidad en donde reside, deseándole lo mejor, muy por delante de lo propio y personal. Aunque al final tan solo queden en buenas intenciones todos sus fantasiosos proyectos. En eso y en la satisfacción para su espíritu.
