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Crónica

Se canta mejor compartiendo el escenario

Andreu Valor ofrece un histórico recital acompañado de amigos músicos y cantantes en el XXIV Festival de la Cançó de Xàtiva

Arriba, Andreu Valor con su formación. Sobre estas líneas, Borja Penalba; Mireia Vives, y Botifarra el jueves en la plaza de la Seu. perales iborra

«Gracias por obsequiarnos con un concierto como el de esta noche», decía Andreu Valor en la plaza de la Seu. El cantautor de Cocentaina protagonizaba el XXIV Festival de la Cançó y lo hacía con inocultable gratitud: con un espectáculo poético e intimista pero vigoroso también en lo musical. Y de la mejor manera que se disfrutan las cosas, que es compartiéndolas. El rapsoda Francesc Anyó; los músicos Borja Penalba, Pau Cháfer y Pere Ródenas, y las voces de Mireia Vives, Hilari Alonso y Botifarra se sucedieron en el escenario para compartir el segundo tramo del recital de anteayer. El público abarrotaba la plaza. Tras dos horas de actuación hubo una generosa dosis de propinas, rematada con un coral estribillo del Hey Jude de The Beatles con todos los invitados en el escenario.

Andreu Valor reivindicó la aspiración de ser esencialmente «buenas personas», así como la poesía «como mensaje que puede emocionar a las personas» y también como «única herramienta que puede sacar lo que tenemos muy dentro». No se cansó de agradecer su elección para una cita «tan emblemática» com el histórico festival de Xàtiva, interrumpido durante los 20 años de gobierno del PP. Arrancó el concierto con Lo nassaiol, de su último trabajo, Poemitza't; con el que prosiguió interpretando Tremolaran els arbres.

Con siete discos, Andreu Valor (Cocentaina, 1978) es sin duda uno de los indispensables de la canción de autor en valenciano al que ya le sobra la etiqueta de emergente: su propuesta musical es contundente y talentosa y ya no necesita refrendos. En Xàtiva lo demostró con creces. Y si sus citas anteriores en la capital de la Costera no fueron más allá del recital básico guitarra en mano y ante un aforo reducido, anteanoche, con plenitud de medios, el concierto fue potente. Y el marco, casi inmejorable. Le arroparon Josep Bas a la batería; Víctor Fernàndez en el bajo eléctrico; Pablo Celada, trompeta; Pablo Guinart, trombón; Vicent Colonques al piano; Hèctor Tirado, guitarra; y Berta Ñíguez con las voces.

Anyó recitó Veles e vents, de Ausiàs March, y demostró que es una de las mejores voces del país. Con Mireia Vives y Borja Penalba llegaron los momentos de mayor complicidad; hasta de improvisación, incluso. Con el primero interpretó Tornarem a caure (del disco de Valor Malgrat la pluja) y versionaron País Petit de Lluís Llach. Mireia y Andreu cantaron Mentre sol autogestione el meu plaer (con el acompañamiento a la guitarra de Penalba), y después se atrevieron con Va com va, de Ovidi Montllor.

Con Hilari Alonso (voz), Pere Ródenas (guitarra) y Pau Cháfer al piano sonó excelsa Lluny de tu. Y la apoteosis llegaría con Botifarra, que tras recitar sus versets sobre Xàtiva, el calor y la Fira embarcó a la orquesta y a los coros con una Malaguenya de Barxeta a cinco voces, con aires de fanfarria y hasta ciertos aromas de reggae.

La noche había tenido otros momentos mágicos, como el Aleluya, de Leonard Cohen, o A l'illa secreta, de un poema de Marc Granell musicado por Valor. El poeta estaba entre los espectadores, en un lateral del escenario, y Andreu le brindó la interpretación. El músico arrancó las carcajadas del público cuando contó que hace poco, una persona le confundió con Enric Valor (le sonaba su nombre y no le ponía, cara) y le aseguraba que había leído todas su rondalles.

Valor se ganó el favor del público a lo largo del concierto, pero sobre todo al final, cuando bajó a la platea a cantar con los asistentes Que tinguem sort de Lluís Llach. La versión de Ací em pariren i ací estic de Estellés re mató un recital de apoteosis que quedará ya en la memoria, como lo han hecho otros referentes de la cançó en el festival.

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