Las promesas electorales tienen un precio. La Comisión de Hacienda del Ayuntamiento de Xàtiva dio luz verde ayer a una subida fiscal a varios niveles planteada por el equipo de gobierno socialista con el objetivo de hacer frente al incremento del gasto municipal previsto para 2020. La medida más impopular es sin duda la concerniente al Impuesto de Bienes Inmuebles (IBI), cuyo tipo impositivo el consistorio va a elevar del 0,57% al 0,59% después de varios años de congelación. En el lenguaje llano, el contribuyente de Xàtiva experimentará un aumento del 3,6% en su recibo del próximo ejercicio, lo que permitirá a la administración local embolsarse 288.000 euros adicionales. Y la subida fiscal no se detiene ahí. El ejecutivo calcula un incremento global de la recaudación de alrededor de 430.000 euros a través de las diversas modificaciones introducidas en las ordenanzas fiscales que ayer se aprobaron inicialmente en comisión informativa con el voto favorable del PSPV y la abstención del resto de partidos.

La tasa de agua potable es otro caballo de batalla de la administración para ajustar los ingresos al coste de la gestión. Por un lado, se incrementará la cuota de servicio en unos 3 euros al año por cada contador y usuario, hasta los de 18,51 euros. Por otro, la tarifa en el tramo de mayor consumo, a partir de los 24 m3 de agua, se dispara de los 0,3961 €/m3 a los 0,49 €/m3, un 23%. La tasa de recogida de la basura también se incrementará un 10% por el recorte de la bonificación al 20%, de acuerdo a la obligación legal de equiparar los ingresos con el coste real del servicio. Así, se ingresarán 80.000 eiuros más.

El tipo impositivo del IBI tocó techo en Xàtiva en 2003, cuando se situó -en plena fiebre del ladrillo- en el 0,63%. Entre 2014 y 2015, el gobierno de Alfonso Rus bajó un 10% la contribución para aliviar la presión fiscal de las familias y situó el gravamen del impuesto en el 0,57%. En los ejercicios 2018 y 2019, una actualización catastral propició una nueva disminución del 4% en los recibos. El regidor de Hacienda, Ignacio Reig, justifica la propuesta de subida en el presupuesto de 2020 apoyándose en la «situación actual de estabilidad económica» que, según su razonamiento, «genera el entorno adecuado para activar políticas redistributivas y para aplicar nuevos servicios que se traducirán en un mayor bienestar de los ciudadanos», entre los que figuran la nueva gestión del Castell, el museo del Corpus, el Centre Social Xoc, la Casa de les Dones o la nueva piscina cubierta, con sus costes de mantenimiento. El edil sostiene que Xàtiva «necesita más recursos para poder gestionar todas las iniciativas que se pretenden implantar» y hace especial hincapié en el incremento del 5% de los costes de personal, producto sobre todo del acuerdo del Gobierno para pagar los atrasos y las subidas salariales pendientes con los funcionarios.

Reig considera que el impuesto sobre bienes inmuebles «incorpora un elemento de progresividad importante», puesto que «se basa en un valor catastral que intenta reflejar una riqueza real», de ahí su propuesta de aumentarlo en el actual contexto de «mayor vigor de la economía local y nacional». El regidor aporta otros dos motivos para defender la medida. Por un lado, se necesita más dinero para afrontar los programas de inversión como el pla Edificant, Territori Borja, la reforma del consultorio de la Seu o el nuevo centro de salud. Por otro, la cesión al ayuntamiento de diferentes carreteras en los accesos de la ciudad por parte de la Generalitat supondrá un gasto indeterminado que «por prudencia, habrá que dotar presupuestariamente». También generan incerteza los intereses de la condena por la Ciutat de l'Esport.