Descansando tras su jornada laboral nocturna, y con la alegría de recibir las felicitaciones de sus vecinos. Así es como ha pasado su primer día como máxima autoridad local de la Granja de la Costera José Miguel Marín, candidato del Partido Popular a la alcaldía de la localidad. Este vecino de la Granja, que se presentó como alcaldable por primera vez en su vida en las pasadas elecciones, le ha arrebatado de esta manera la vara de mando a Juan Carlos Garrido —que es su vecino de puerta—, quien encadenaba tres legislaturas consecutivas al frente del consistorio. «Estoy muy contento. El pueblo ha pedido un cambio, y vamos a poder dárselo. Ahora toca luchar y pelear por ellos», manifestó ayer Marín.

La Granja de la Costera repitió sus elecciones municipales el pasado domingo después de que la Junta Electoral Central declarase nulas las del mes de mayo. Entonces, en el recuento definitivo de papeletas, las urnas brindaron una victoria del PSOE por un voto de diferencia, 96 a 95. En esta ocasión, la victoria ha cambiado de color, pero ha sido más clara: 120 apoyos para el PP, frente a 103 del partido socialista. Aunque el censo electoral no se ha movido de 247 personas en la doble cita, la participación en la segunda ha sido superior: a pesar de que era la sexta vez que acudían al colegio electoral este año, 234 vecinos y vecinas se animaron a acudir a las urnas a depositar su papeleta a lo largo del pasado domingo. Casi un 95 % de participación.

Visto este compromiso con las urnas, José Miguel Marín se toma como un reto aún mayor la gestión para los próximos cuatro años. Es una de las tres únicas mayorías absolutas que el PP ha cosechado en la comarca de la Costera, junto a las de la Llosa de Ranes y Estubeny. A corto plazo, Marín indicó en declaraciones para este periódico que su primera medida será estudiar las cuentas municipales para hacer efectiva una bajada de impuestos a los ciudadanos. «No quiero que paguen tanto como lo están haciendo ahora mismo. Siendo un pueblo pequeño, no veo la necesidad de mantenerlos al nivel actual», valoraba el alcalde electo. Para lo largo de la legislatura, Marín se marca un objetivo en la administración pública del municipio, y una voluntad a nivel personal: «Debemos examinar nuestras políticas para conseguir todas las subvenciones que podamos, ya que es lo que nos permitirá funcionar mejor. Y quiero tener una interlocución directa con todos los vecinos y vecinas, que sean ellos mismos quienes me transmitan sus inquietudes y necesidades», explicó ayer a Levante-EMV.

Un pueblo dividido

Como aquella aldea del cómic de Astérix La gran zanja, partida en dos mitades por un enorme socavón que separaba a los seguidores de los dos aspirantes a jefe, los habitantes La Granja de la Costera han venido dibujando en declaraciones para este periódico un panorama social dividido entre votantes de uno y otro partido. José Miguel Marín destacó al respecto que «a Juan Carlos (Garrido) le ha acabado pasando factura su gestión. Si hubiese escuchado más a sus vecinos, y si hubiese estado más al lado del pueblo, seguramente hubiese seguido de alcalde. Las urnas se lo han hecho pagar», valoró. Con su gestión, a Marín le gustaría, según dijo ayer, limar las asperezas, y volver a unir a las dos partes. «Voy a estar disponible para todos, al lado de ellos», reivindicó.