Podemos ir a las terrazas, a misa o al podólogo….pero las escuelas siguen cerradas y nadie sabe dónde meter a las criaturas, llenas de una energía inacabable que han de desgastar…Pero, sobre todo, tan necesitadas de ser educadas y formadas en conocimientos y valores, que es lo realmente fundamental para poder desenvolverse con éxito en su vida futura.

Sabemos que no habrá Fallas, ni Fira de Xàtiva, ni posiblemente Nits al Castells, pero no hay idea clara sobre cuándo, cómo y para quien abrirán en Xàtiva los centros educativos, esos en los que se aprende a socializarse y convivir, que es la más dura de las asignaturas pendientes.

Y por eso, están en casa, rabiando. Algunos desde la inconsciencia que se deriva de su corta edad. Imposible explicar a una criatura de infantil los acontecimientos vividos más allá de la historia del bichito malvado que campa invisible por la calle y ataca a los propios yayos y yayas a los que por eso hay que mantener a distancia. Otros, más mayorcitos, ya saben de qué va la copla. Saben lo que es un virus, quizás hasta una enfermedad. Intuyen lo que es la muerte. Pero se sienten invulnerables, protegidos por un destino divino que los mantendrá libres del virus, o en todo caso, sometidos a síntomas llevaderos que acabaran por desaparecer. Quizás no echan tanto de menos el instituto como el contacto social pero en cualquier caso, el confinamiento también ha roto un proceso educativo que es esencial en sus planes de futuro.

En Xàtiva hay cerca de 4.600 menores de 15 años. Hay quien ya es autónomo e independiente, pero existe un considerable porcentaje que necesita la atención y tutela de adultos de forma permanente. En cualquier caso es prioritaria su escolarización, sobre todo, porque reanudar los procesos de aprendizaje es factor esencial en su desarrollo personal. Pero se ha de hacer en unos centros que garanticen todas las condiciones sanitarias. Y, esta vez se trataría de no olvidar, como es costumbre patria, los problemas que se van a derivar de la posible discrepancia que se puede producir entre los horarios laborales y los escolares, si éstos incluyen entradas escalonadas, ratios reducidas o turnos.

Y atención, sorpresa, ese no puede ser un problema adjudicado de forma automática a las mujeres en exclusiva. En realidad es una oportunidad de oro para modificar esa injusticia eterna que es la división sexual del trabajo, que hacía de las mujeres las responsables forzosas y eternas de las labores de cuidado (las que no se ven, no se pagan, no se regulan) aunque fuera a costa de sus proyectos personales, de su futuro profesional o su independencia económica. Se trataría de asumir que la responsabilidad de los cuidados, esenciales en una sociedad que no está dispuesta a desatender a quienes precisan más ayuda, no puede ser endosada a las mujeres, llevándose sus derechos por delante, como sucede en toda crisis y anticipó Beauvoir en su momento.

Por ello, en la determinación de las estrategias para la recuperación económica y social han de ocupar un lugar relevante las iniciativas e inversiones destinadas a garantizar desde lo público la atención a criaturas y dependientes -Escuelas de verano ampliadas y ambiciosas, comedores escolares, ludotecas públicas, centros de día, residencias…Todos ellos servicios públicos demostrativos del compromiso social en las tareas de cuidado.

Cada vecina de Xàtiva obligada a abandonar su trabajo, y no de forma voluntaria, para hacerse cargo de la casa y la familia, ante la inexistencia de servicios públicos que acometan esta función, ha de ser considerada un fracaso de toda la sociedad que, una vez más, ahonda en una injusticia básica y estructural.