Era una de esas intervenciones planteadas para gustar a todos y que en cambio generó un profundo rechazo. La reforma de a Glorieta de Ontinyent fue paralizada en junio por el ejecutivo que preside Jorge Rodríguez, dado el descontento que había despertado. Se anunció una solución de consenso. Y ayer, el consistorio reveló que se ha llegado al acuerdo. Según avanzó el equipo de gobierno, el Consell Veïnal, los grupos políticos [La Vall ens Uneix, Compromís y el PP]; representantes de las asociaciones de arquitectos, de promotores-constructores así como los redactores del proyecto y otros expertos en la materia —según la nota de prensa— han consensuado» la actuación. La intervención anunciada «incluirá la ampliación de la vegetación y la instalación de nuevos juegos infantiles, y será compatible con un futuro proyecto de reforma integral», según añaden desde el consistorio.
La jornada de trabajo, coordinada por el regidor Joan Sanchis, llegaba «fruto de la búsqueda de consenso por parte del Gobierno de Ontinyent para ejecutar uno de los proyectos elegidos en Ontinyent Participa, y atendiendo a las propuestas del Consell Veïnal». En la misma se acordaba ejecutar diferentes tareas de mejora que, a petición de dicho consejo, supondrán un gasto máximo de hasta 200.000 euros, «respetando así el planteamiento inicial de la propuesta que se presentó en el referido proceso participativo, matizan.
Sanchis se felicitaba del consenso alcanzado «gracias al trabajo conjunto» y agradecía al resto de los grupos municipales «el esfuerzo hecho por encontrar una solución de consenso». De este modo, a lo largo de 2021 se redactará un proyecto paisajístico centrado en la renovación de los juegos infantiles y el incremento de la vegetación, que permitirá mejorar la actual situación de la Glorieta. Sanchis explicaba que las actuaciones en ambos frentes «deberán ser compatibles con un futuro proyecto de reforma integral, que deberá contar con el consenso de las fuerzas políticas y los actores sociales de la ciudad», también, según recalcó.
En junio pasado, el Ayuntamiento de Ontinyent aplazó la reforma de la Glorieta, una intervención que meses atrás ya se daba por cerrada al contar, incluso, con la aportación de los vecinos y la plasmación en el proyecto de algunas de sus sugerencias. De hecho, en noviembre de 2019 el consistorio señaló como «definitivo» el proyecto, que entre otros aspectos contempla la recuperación de la Casa del Jardiner. Los dos partidos de la oposición, PP y Compromís, criticaron la reforma y pidieron su paralización.
Críticas desde la oposición
En marzo, Compromís pidió conocer a fondo la obra y aseguró que el Consell Veïnal había expresado su «inquietud» por una actuación «poco respetuosa» con el patrimonio. «Exigimos información clara, detallada, completa y transparente», recalcaron desde la formación que lidera Nicolau Calabuig, que insistió «en el profundo malestar» de los vecinos. Compromís aseguró que «ni la Comisión de Patrimonio conocía algunas de las acciones previstas». El PP ya había censurado el «destrozo» un mes antes, el 7 de febrero, y alertó del derribo de un elemento patrimonial.
