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Bocairent redescubre su "cuna" de la espeleología

El ayuntamiento apuesta por controlar el acceso a la cueva de la Sarsa, que cuenta con una extensión total de 264.743 metros cuadrados

Un grupo de visitantes se prepara para acceder a la Cova de la Sarsa. Se necesita equipamiento técnico y un guía especializado. | LEVANTE-EMV

Ocupa una extensión de 264.740 metros cuadrados, con amplias galerías que descansan en la oscuridad y con espacios en la entrada que en su momento albergaron algunos de los restos más importantes del neolítico valenciano. Aquellos testigos en piedra de épocas pretéritas se pueden observar en el museo municipal de Bocairent.

Las pintadas ensucian zonas de gran valor histórico. | LEVANTE-EMV

La Cova de la Sarsa está ubicada en un lugar recóndito, aunque la gente de lugar siempre la ha conocido. Tras años cuya regulación de paso no ha sido efectiva del todo, el ayuntamiento ha decidido tomar cartas en el asunto. El objetivo principal es redescubrir la que podíamos definir como una «cuna» de la espeleología en la Vall d’Albaida.

Así lo confirmó ayer José María Beneyto, responsable municipal de Medio Ambiente. Sus intenciones pasan por convertir a este emplazamiento en «una referencia para la actividad espeleológica», mientras se realizan acciones para su correcta conservación.

Y ya han iniciado el que será un camino a recorrer durante años. El ayuntamiento cuenta con un primer presupuesto de 35.000 euros —28.000 euros proceden de la dirección de Patrimonio— para acometer las primeras mejoras en los accesos de la cueva, con la mirada puesta en una mejor regulación. El emplazamiento lleva años cerrado, pero sus «visitantes» siempre han encontrado la forma de entrar.

Así, los barrotes de la actual puerta están doblados y el primer paso será acotar la entrada con barras de acero a la vez que se derrumba una estructura de mampostería y la citada puerta. «Queremos que el paso sea controlado, que quién decida venir a la Sara tenga que pedir permiso en el parque natural o la oficina municipal de Turismo, por ejemplo», expuso Beneyto.

Y es que en el pasado se han dado casos de gente que se pierde en sus galerías: «Hay que tener cierto conocimiento, es descomunal. También se debe visitar con equipamiento específico. Las últimas lluvias, por ejemplo, habrán aumentado las zonas inundadas. Si se viene se debe hacer con alguien que conozca la cueva», prosiguió el portavoz municipal.

A su vez, en acciones posteriores también se quieren eliminar algunas de las pinturas realizadas con aerosoles que ensucian zonas de gran belleza plagadas de elementos a conservar como estalactitas. «Apostamos por un turismo activo, regulado y respetuoso con el medio natural», apostilló ayer el portavoz municipal.

Vicente Carbonell, fundador del centro excursionista, visitó la Cova de la Sarsa por primera vez en la década de los 60: «Recuerdo que tuve que esperar porque me compré un casco con carburero, que era la tecnología que había entonces». Apuntó que la zona prácticamente no ha cambiado, aunque denuncia que en años anteriores las prácticas no eran las más adecuadas: «Había gente que entraba y se llevaba piedras a su casa y todo. Ahora, no, ahora el lugar se respeta».

A su vez, se mostró partidario de controlar los accesos: «Hay que venir con gente que tenga conocimientos del terreno. Muchos no saben a veces dónde van y las galerías están a oscuras. Se han dado incluso rescates». «Siempre ha sido visitada por gente de pueblos vecinos. En su momento se estudió y las excavaciones sacaron a la luz restos del neolítico valenciano de gran valor. Es un lugar a preservar. Estoy a favor del proyecto del ayuntamiento».

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