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El precio de naranjas y caquis no cubre costes y acelera el abandono de campos

Las primeras liquidaciones confirman los peores pronósticos al duplicarse el gasto de los agricultores por el alza de precios - Las cooperativas pagan hasta 3 veces más en un año por la luz de los almacenes

asdasdasdasdasdkjsaldas lkajd lkajda lkadas lkasd alskdas | NOMBRE FEQWIEOTÓGRAFO

Las liquidaciones que han comenzado a practicar las cooperativas agroalimentarias de la Costera y la Vall d’Albaida confirman los peores pronósticos que ya se auguraban al comienzo de la campaña citrícola. El continuo incremento de los costes de producción, que las diferentes entidades consultadas por este diario cifran de media en torno a un 100 %, está deparando una realidad peor aún de la esperada que aboca a un nuevo acelerón en el proceso de abandono de cultivos, según las previsiones del sector.

«Aunque hayamos sido capaces de vender al mismo precio o incluso por encima del año pasado, los costes de producción lo han absorbido con creces», resume el presidente de la cooperativa Cofrudeca de Bèlgida, Alejandro Molina, un escenario que extiende también a la liquidación de la cosecha de caquis. «El año pasado la campaña fue mínimamente normal y pudimos aguantar con unos costes razonables, pero este año te encuentras con que mucha fruta no se ha recolectado desde septiembre y eso los comercios lo han utilizado para que la vendamos casi gratis», coincide el gerente de la cooperativa Crist del Miracle de la Llosa de Ranes, Julián Gallego.

Aunque el cuarto trimestre solía ser el más potente en cuestión de ingresos, los precios siguen sin remontar y, mientras tanto, se constata un parón importante en la exportación de productos a otras zonas europeas como consecuencia del incremento de los costes del transporte y la logística. Lejos de acompañar, la demanda de consumo se está resintiendo cada vez más y no termina de responder.

Por otro lado, el precio de los fertilizantes que se utilizan para abonar los campos ha llegado a triplicarse en algunos productos, lo que ha tenido una fuerte repercusión en las previsiones de los agricultores en la última campaña. A ello cabe sumar las subidas de entre el 30 y el 40 % en el coste de elementos empleados en los almacenes de las cooperativas para la manipulación de los productos como son los envases de cartón, las etiquetas o las cartoneras, junto con la disparada factura de la luz. «El año pasado pagábamos entre 7.000 y 9.000 euros por el almacen y ahora hemos llegado a pagar 29.000 euros», ejemplifica Molina. Aunque Cofrudeca ha reconducido los contratos con otras compañías suministradoras, el riesgo ante posibles cambios en el futuro es muy elevado. «Y sin embargo no podemos repercutir la subida de costes en el producto porque baja el consumo o porque hay mercancía de otras procedencias que nos dejaría fuera del mercado. Y tampoco podemos parar porque el árbol y el campo necesitan tratamiento todos los días», profundiza.

La guerra agrava las previsiones

Gallego también sostiene que las «importaciones sin control» han perjudicado más que nunca a un sector l agroalimentario local, al que considera «ninguneado» e «infravalorado». Aunque la presión inflacionista ya golpeaba con fuerza al campo al comienzo de la campaña de recolección, en las cooperativas temen que los efectos de las sucesivas crisis que se encadenan en los últimos meses se vean multiplicados a raíz de la guerra de Ucrania. En este contexto, el director de Crist del Miracle echa en falta una mayor reivindicación del consumo de proximidad.

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