Levante-EMV

Levante-EMV

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

La romería del Puig pide acabar la ermita tras 20 años de obras

La peregrinación reivindicativa se retoma en Xàtiva después de dos años en suspenso con una llamada a poner en valor la edificación gótica, a la espera de las dos últimas grandes fases de rehabilitación

Los participantes de la romería, en lo alto del cerro donde se asienta la ermita del Puig de Xàtiva. | PERALES IBORRA

Aunque el proyecto inicial data de la década de 1990, fue en 2002 cuando dio comienzo la primera intervención de envergadura para rehabilitar la ermita gótica del Puig, entonces en estado de ruina. Dos décadas después, todavía queda mucho trabajo en el interior para recuperar por completo la emblemática edificación, que hunde sus raíces en el siglo XIV y está situada en lo alto de un cerro montañoso.

Es por eso por lo que la Plataforma Salvem Puig retomó ayer la romería reivindicativa que lleva desde 1996 escalando la empinada senda hasta la ermita de Xàtiva con la única salvedad de los dos últimos años, en los que la peregrinación tuvo que suspenderse por culpa de la pandemia.

La última fase de la intervención programada en el templo (la novena) se desplegó a principios de 2020, poco antes del crisis sanitarias. Pero todavía quedan otras dos fases más y una inversión adicional aún no cuantificada para acabar de rematarla. A la espera de recabar los fondos necesarios, el Ayuntamiento de Xàtiva no contempla reanudar las actuaciones este año, aunque el alcalde, Roger Cerdà, ratificó ayer su compromiso con el inmueble que forma parte del patrimonio histórico de la ciudad. Fue uno más de los participantes de una peregrinación atípica en la que no se repartieron mistela, monas ni cañas como es costumbre, una medida de prevención frente a la covid.

El manifiesto que ayer leyó la plataforma convocante de la romería -formada por Amics de la Costera, l’Associació Cultural 9 d’Octubre del Genovés, el Centre Excursionista de Xàtiva y l’Associació Cultural La Sénia de Llocnou- puso en valor los grandes avances conseguidos desde que comenzaron las movilizaciones hace 27 años para salvar una ermita que estuvo a punto de desaparecer, para a continuación pedir un último empujón en el proceso restaurativo. «Tenemos que acabar de dejar el templo pulido, preparado para la admiración del visitante y libre de materiales», incidió el comunicado, que reivindicó la necesidad de conocer «los usos a los que se destinará la ermita», así como las condiciones en la que se podrá acceder, de la mano de herramientas para dar a conocer su historia.

La ubicación de la ermita ha supuesto desde siempre un condicionante importante para sacar adelante los trabajos, puesto que en las diferentes fases suele necesitarse un helicóptero para transportar los materiales hasta la cima del Puig, lo que encarece cualquier intervención en su seno. La pasada semana se estuvieron arreglando unos trozos de senda afectados por las lluvias, aunque no ha dado tiempo a acondicionarlos del todo antes de la romería debido a los continuos episodios de precipitaciones.

Trabajos intermitentes

El arquitecto que diseñó el último proyecto de recuperación de la ermita, Vicent Torregrosa, subraya que la futura planificación de las obras está irremediablemente ligada a la disponibilidad de fondos. «No está cuantificado lo que queda para acabar, pero faltan dos capítulos muy grandes», señala. Por un lado está la rehabilitación de la llamada vivienda del conserje, que se encuentra en la parte de levante de la edificación orientada hacia Llocnou. «Estructuralmente la ermita está bien, pero el interior de la iglesia quedan por acabar las paredes, las carpinterías, pintar y ponerlo todo a punto», recalca Torregrosa.

Otro apartado fundamental es la larga y complicada senda de acceso, que por ahora todavía es provisional y que se va a adaptando por fases. «Tiene un manto de hormigón pero se tiene que acondicionar, porque cada vez que llovía se lo llevaba todo. En algún momento habrá que hacer la senda y dejarla visible», recalca el arquitecto. En la fase IX se impermeabilizó la cubierta, se arregló el patio y se recuperó un aljibe medieval que ahora está lleno a rebosar por las lluvias.

Compartir el artículo

stats