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Derriban una alquería del siglo XVIII en Ontinyent

Per l'Horta advierte del riesgo de desaparición del patrimonio rural por los obstáculo para rehabilitar masías tradicionales - El ayuntamiento revisará el catálogo de elementos protegidos para intentar dar facilidades

Los restos de la derruida Casa Coll, con otra masía en peligro de desaparecer al fondo. JORDI M.V. - ONTINYENT RURAL

El derribo de una emblemática alquería originaria del siglo XVIII en la partida del Pla de Ontinyent ha puesto el foco estos días en la progresiva desaparición a la que parece abocada el patrimonio rural que atesora la localidad. La Casa Coll se encontraba en un estado muy precario, prácticamente ruinoso, desde hacía más de quince años, fruto de su abandono y deterioro. La edificación no figuraba como protegida en el catálogo municipal, que incluye los bienes más valiosos de la ciudad, con lo que la posibilidad de su demolición a cargo de sus propietarios era completamente legal.

Pero la reducción a escombros de esta antigua construcción agrícola ubicada a escasos metros de la ermita de Sant Josep, en las proximidades de una zona industrial y de huerta, ha conducido al colectivo Per l'Horta a pedir cambios en las políticas públicas encaminados a "proteger e impulsar la rehabilitación y la habitabilidad" de este tipo de espacios. Porque son varias las masías y alquerías tradicionales de Ontinyent que podrían correr la misma suerte en breve que la Casa Coll.

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La asociación advierte de los problemas que se están encontrando algunos propietarios de estas construcciones para consumar su voluntad de rehabilitarlas, por las trabas para desarrollar determinadas actuaciones de recuperación, como puede ser la sustitución de una cubierta. "Al encontrarse en suelo no urbanizable, no dan permisos para realizar obras", resume Àngel, portavoz de Per L'Horta. Para regular el 'boom' de las casitas que proliferaron a partir de la década de los 70 en los diseminados de Ontinyent, la localidad aprobó un Plan General que blindó buena parte del suelo tradicionalmente agrícola. "La normativa protege el terreno rural, pero actúa como un arma de doble filo porque las casas tradicionales de toda la vida están abocadas a la degradación, la destrucción y el derribo porque sus dueños no encuentran vías para rehabilitarlas y habitarlas", apunta Àngel.

Jordi Mollà, estudioso del patrimonio rural ontinyentí y coautor del libro "Ontinyent Rural, lligams d’història i societat’", explica que la finca ligada a la desaparecida Casa Coll "debió tener cierta importancia" en su época debido a sus importantes dimensiones. La propiedad, apunta, disponía de un oratorio privado, que estaba dedicado a la Puríssima Concepció. A poca distancia de los restos del derribo de la alquería se encuentra la que a juicio de Mollà será la "próxima víctima del patrimonio rural arquitectónico", la Casa Conca, otra masía abandonada y en ruinas. La misma idea comparte el portavoz de Per l'Horta. "Tenemos constancia de que sus propietarios quisieron hacer obras hace unos años y tampoco les dejaron", indica, antes de invocar otros casos similares. Desde el colectivo plantean la posibilidad de instaurar un permiso especial de rehabilitación de bienes patrimoniales para fomentar la recuperación de estas construcciones de forma cuidadosa y sin alterar el paisaje. O que se autoricen excepciones para que los jóvenes interesados en recuperar las masías o quienes las han heredado no se encuentren tantos obstáculos.

Desde el área de Territorio del Ayuntamiento de Ontinyent recalcan que el año que viene van a iniciarse los trabajos para revisar el catálogo de elementos protegidos de la ciudad, un paso que podría ayudar a paliar la problemática. De esta forma, en aquellas edificaciones que merezcan ser incluidas bajo alguna figura de protección, los propietarios tendrán mayores facilidades para ejecutar actuaciones de conservación. Desde el consistorio hacen hincapié en que en las masías en suelo rural sí que se pueden hacer obras de mantenimiento "siempre, con licencia, aunque estén en suelo no urbanizable". No entran en estos supuestos los trabajos de modernización o reconstrucción que impliquen cambios de cierto calibre en la estructura.

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