La campaña de recolección del ajo tierno ha comenzado este año de la peor manera posible para los productores de Xàtiva, donde la hortaliza sigue manteniendo un especial arraigo en la huerta y aspira a alcanzar algún día la Denominación de Origen. Las altas temperaturas sostenidas en el tiempo desde el inicio del otoño -octubre ya es el mes más cálido en la Comunitat Valenciana desde 1950- ha obligado a los productores a retrasar considerablemente la cosecha con la esperanza de que la siembra diera sus frutos.

Pero nada más lejos de la realidad hasta el momento. Los ajos están resecos, con un menor calibre de lo habitual y sus hojas han adquirido tonos amarillentos y manchas, atacados por el calor y los hongos. Un cóctel de factores que dificulta su salida en el mercado. "Es un completo desastre. Deberíamos haber comenzado a recolectar hace un mes, pero lo hemos tenido que aplazar hasta esta semana y ni aún así. Ha hecho mucha calor y el tiempo nuboso de los últimos días tampoco acompaña. Estamos ante una campaña muy mala", lamenta Pasqual Barberà, "Reiet".

Otro productor de Xàtiva, David Pardo, coincide por completo con el mismo diagnóstico. "Los ajos están hechos polvo por el calor, salen amarillos y se los traga la tierra", señala. Para colmo, en el mercado de abastos de Xàtiva, donde éste comercializa el producto, las ventas "no acompañan" y se han desplomado. Y lo mismo ocurre con las tiendas de pueblo, donde "ya casi nadie compra". El resultado es un acentuado desfase entre los ingresos y los gastos de los agricultores, sobre todo teniendo en cuenta que estos últimos se han disparado con la inflación y la crisis energética y de materiales. "Un saco de abono antes te costaba 5 euros y ahora están por 21", subraya Pardo.

Barberà mantiene que el sector de los ajos "lo tiene todo en contra" este año: "los campos nos están costando el doble de criar, porque no dejamos de echar productos contra los hongos y abono y encima tenemos menos cosecha", apunta.

El doble de trabajo y menos producción

Rafael Antón, secretario de la asociación local de productores de ajo tierno, estima que en esta campaña los beneficios se verán reducidos a una cuarta parte respecto al año pasado, mientras los costes de producción han crecido un 50 %. Su negocio se está viendo especialmente afectado porque trabaja con grandes superficies comerciales, lo que implica que el producto tiene un precio marcado de antemano y ha de cumplir unos estándares para poder envasarlo y venderlo.

Primero las precipitaciones y más adelante el calor han hecho que el crecimiento de las hortalizas se vea muy mermado y que, además, estas se vean sacudidas por más enfermedades y hongos. Todo ello aumenta el trabajo de los agricultores y mengua la recompensa. "Tenemos el doble de trabajo, pero mucha menos producción y la campaña va muy retrasada porque hemos tenido que empezado a recolectar tarde", sostiene Antón. Y los precios en los supermercados tampoco animan la demanda, que disminuye.

Lo cierto es que el sector encadena con este dos años de campañas bajo mínimos. En 2021 la recolección también se inició con graves problemas por las dificultades de crecimiento y maduración que experimentaron las hortalizas tanto por algún fallo en la calidad de las semillas, que no tuvieron la evolución deseada, como por la falta de horas de frío en los cultivos, el calor y las lluvias torrenciales. El resultado fue un marcado descenso de la producción.

Mientras tanto, el número de productores de ajos tiernos en activo se ha visto reducido en Xàtiva, puesto que recientemente tuvo que cerrar sus puertas la histórica Viper, ligada al expresidente de la asociación local Vicent Perucho.