Montaverner ha despedido una nueva edición del festival de cine documental MON·DOC con la gala final y la entrega de premios. La cita 'Algo salvaje. La historia de Bambino', dirigida por Paco Ortiz, se coronó en lo más alto del palmarés con el galardón al Mejor Largo. 'Maldita. A love song to Sarajevo', de Amaia Remírez y Raúl de la Fuente, se alzó con el Premio MON·DOC 2022 al Mejor Corto; mientras que 'Dreamers, la película', de la directora Esther Yáñez, obtuvo el Premio del Público.

Los premios consisten en una estatuilla, obra del escultor albaidí Rafael Amorós, y una dotación económica de 1.000, 500 y 300 euros respectivamente. Los galardones fueron entregados por el alcalde de Montaverner, Jorge Boluda, y la regidora de Cultura, Inés Tudela, a José Carlos de la Isla, productor de 'Algo salvaje', Victoria Falcó, delegada en la Comunidad Valenciana de la ONG Medicusmundi Mediterráneo, productora de 'Maldita', y a Esther Yáñez, directora de 'Dreamers'.

Todos los premiados mostraron su agradecimiento al festival y en el pueblo de Montaverner, y dejaron constancia de la importancia que el MON·DOC tiene en el mundo del cine documental y el gran trabajo que se lleva a cabo desde el consistorio para organizar una muestra como esta año tras año. Además, se mostraron sorprendidos por la cantidad de público y por la calidad de la programación para un festival realizado en un pueblo de poco más de 1.700 habitantes.

La organización, tal como explicaron durante la gala de conclusión, está muy satisfecha con el resultado de esta 14.ª edición, a la que han asistido más de 1.400 espectadores durante toda la semana en las dos secciones que forman el MON·DOC, la Sección Oficial, competitiva, y la Sección Mostra. Desde ahora Montaverner trabaja ya en preparar la 15.ª edición de MON·DOC, con el objetivo de ofrecer los vecinos y visitantes de Montaverner lo mejor cine documental de todo el mundo.

'Algo salvaje. La historia de Bambino' ofrece una aproximación a la biografía del artista de culto Miguel Vargas, el chico de Utrera que fue a Madrid para “tirar abajo la puerta del flamenco con un estilo propio” y se erigió en rey de la rumba flamenca.