BIBLIOTECA DE FAMILIAS

De Casa Sanchis a las Delicias del forn de Pla

Fotografía que acompaña la portada del libro.

Fotografía que acompaña la portada del libro. / Levante-EMV

Salvador Català

La historia de Casa Sanchis es un ejemplo de aquel tiempo en que Xàtiva fue tierra de prósperos comerciantes autóctonos que levantaron con mucho sacrificio pequeños y medianos negocios que se transmitían de padres a hijos, y cuyo nombre comercial se asociaba siempre a un apellido. Desde mediados del siglo XIX hasta mediados del XX, o incluso antes, aquellas generaciones de emprendedores supieron sobreponerse a todo tipo de coyunturas adversas hasta que llegó la globalización que lo cambió todo, instaurando una rápida revolución comercial que vino a barrer los negocios de familia en aras del supermercado, la cultura del centro comercial, el franquiciado y el producto importado, como signo de los nuevos tiempos.

El próximo sábado 6 de mayo, a las 19 horas, presentaremos en la Casa de Cultura de Xàtiva la reconstrucción biográfica de unos personajes reales, en su mayoría humildes trabajadores que ascendieron en el escalafón social para consolidarse como pequeños comerciantes, reivindicar la tradición histórica del comercio del casco histórico, hoy en peligro, y del primer ensanche urbano de la ciudad. No es una historia de cuatro familias, sino una de Xàtiva entera, que intenta hacer memoria y dejar constancia escrita de la labor de nuestros antepasados como forjadores de ese espíritu comercial que ha caracterizado tradicionalmente a la capital de la Costera.

Ver la Plaça del Mercat desierta un día cualquiera por la mañana nos hace pensar en qué habría pensado el carnicero Agustín Mascarell, el tratante en sedas Peregrín Ridocci, el fabricante de sombreros Isidro Reig, el confitero José Gordó, el comerciante de saladuras Manuel Tomás, o el vendedor de coloniales Rafael Reig, si les hubiéramos dicho en 1868 que en un lejano futuro la apertura comercial más importante de la ciudad iba a quedarse vacía de negocios, obradores y compradores.

Seguramente les hubiera resultado impensable, o más bien un cuento de terror. Y más si tenemos presente que, sin contar los servicios públicos instalados entonces en la plaza, como el Tribunal del Repeso, las Carnicerías Públicas, o la Pescadería, aquella enorme abertura comercial, hoy convertida en circunferencia peatonal plagada de terrazas de pubs y cafeterías, fue durante muchos años el principal supermercado de Xàtiva, hoy convertido en centro de ocio nocturno. Presentamos una historia en la que hay que reinventarse o morir, es la máxima del autónomo, de hoy y de siempre.

Arranca nuestra historia con el matrimonio formado por Agustín Mascarell Martí y Rosa Gavilà Montaner. Llegaron a Xàtiva para arrendar unas tablas de tocino, en aquellos tiempos en que el Matadero Municipal se situaba en la Plaça de Mercat. Reconstruiremos su historia y la del torero carnicero José Mascarell Gavilà, el «rullet», banderillero y cortante, como su hermanastro Rafael Sanchis Gavilà. Analizaremos el matriarcado de Rosa Gavilà y de su lucha para sacar adelante a sus hijos, sin caer en la beneficencia ofertada por aquellas instituciones tan setabenses especializadas en dar cobijo a viudas pobres.

Nos adentraremos en el funcionamiento del Matadero de Xàtiva a través de la vida del matarife Rafael Sanchis, cuyos tres hijos nunca quisieron ser carniceros. Convirtieron la vieja carnicería en una tienda de comestibles para su hermano Rafael, mientras que Salvador fundaba un almacén de ultramarinos y salazones más allá del Portal de Sant Francesc, en el ensanche propuesto por l’Albereda. Lo hacía junto a su hermano José Sanchis Bellver, uno de los primeros precursores en conmemorar el bombardeo de Xàtiva, y de la conversión del casino del partido republicano autonomista en biblioteca primero, y Archivo Municipal, después.

En los años 40, Salvador y José formaron sociedad para gestionar Casa Sanchis como las Delicias, y cinco años más tarde la disolvieron. José se independizó para fundar Salazones Sanchis, y Salvador, los ultramarinos Las Delicias. Su gran esplendor llegó en la década de los años 50 y 60, en la que, a la comercialización de quesos, fiambres y conservas, añadieron la distribución de grandes marcas de bebidas y refrescos, como la cerveza el Águila, San Miguel, el Choleck o la Coca-Cola, que se convirtió en el refresco símbolo de apertura para España en el plano internacional.

La historia de la conversión de las Delicias en cafetería-charcutería no se puede entender sin la historia de los Catalá, ni del nacimiento del bar Olímpic gestionado por José Perales Arnau, más conocido por Sarpa. Evocaremos el recuerdo de uno de los oficios más duros, el de camarero, y del funcionamiento de aquella hostelería. Analizaremos el drama de la guerra civil y de cómo José Perales acogió a un sobrino político, Vicentín, al marchar su padre al exilio.

Reflexionaremos sobre cómo la tradición hostelera del bar Olímpic y la de los ultramarinos de Casa Sanchis se fusionaron a finales de los años 70 para hacer frente a los inicios de la cultura del supermercado, contra el que el comercio de proximidad no podía competir. Casa Sanchis se reinventó lentamente para introducir la cultura del bar en sus prestaciones, negocio siempre seguro. Abandonó paulatinamente las funciones de distribuidora de bebidas, redujo los ultramarinos, y se refundó como charcutería-cafetería, y así funcionó hasta el alquiler del local por falta de relevo generacional, y donde los fiambres de gourmet acabaron desapareciendo.

Prosiguió como bar hasta la pandemia del coronavirus, momento en que la familia Pla reinventó de nuevo la historia del establecimiento. Sin renunciar a la hostelería, añadirían las prestaciones del horno pastelería. Complementarían su negocio de la calle Noguera con el chaflán de las Delicias. No tenía sentido permanecer en un punto que pierde gran cantidad de población y parece condenado a especializarse en el ocio nocturno. Un lugar donde asentar pubs y restaurantes que adquieren vida durante la tarde y noche, y duermen durante el día. Todo lo contrario al Forn de Pla. El libro supone un estudio de cómo ha evolucionado la historia del comercio de la alimentación y la hostelería en Xàtiva en los dos últimos siglos, a través del análisis de las vivencias de cuatro familias: los Mascarell, los Sanchis, los Catalá, y los Pla. Con ello, he querido rendir homenaje a los autónomos setabenses y precursores de las tiendas de barrio, con especial atención a mis padres, abuelos y bisabuelos.

Suscríbete para seguir leyendo