OPINIÓN | DIMARTS MERCAT

Una de falso orgullo y otra de venganza tardía

Vicent Mompó se abraza a Natàlia Enguix, tras el pleno de investidura.

Vicent Mompó se abraza a Natàlia Enguix, tras el pleno de investidura.

Vicent Soriano

«Quan es perd l’objectiu de millorar la vida de la gent poden passar coses com que hui no hi haja un govern progressista». Son palabras del discurso de la diputada de Ens Uneix a la Diputación de València, Natàlia Enguix, una vez consumada la entrega de la institución a quienes pretendieron meter en la cárcel a la cúpula del partido de la Vall, quienes ahora le regalan 646 millones para que los inviertan en lo que les dé la gana, pero eso sí, solicitan un trozo de pastel cortadito poco a poco y ya iremos desgranando con el paso del tiempo el grado de azúcar que contiene.

De momento ya se adivina un bonito pacto entre localistas y la derecha, y a partir de ahí lo que usted quiera añadir. Se aceptan apuestas de futuro. ¿Hay culpables en este acuerdo? ¿Debe haber culpables? ¿O no?. Nos hemos enterado por boca de la candidata de Ens Uneix que el objetivo del PSOE no es mejorar la vida de la gente, y que sus dirigentes no son de fiar. Hombre, lo que es evidente es que Ximo Puig no ha dejado muchos amigos durante su mandato y retirada del Palau de la Generalitat. Como ejemplo habría que recordar que hizo una monumental putada a la histórica exalcaldesa de Anna Pilar Sarrión, apartándola de la candidatura al Congreso, y quiso imponer, nombres con olor a amiguismo puro y duro en su despedida. Se le acusa de no haber pedido perdón al alcalde de Ontinyent después de la absolución, y este, majete donde los haya, dejó enfriar –obligado- el plato de la venganza durante cinco años. A Puig se le helaron los dientes al comprobar el resultado. 

¿Amigos en política? Ni uno. Lo que está claro es que la derecha recupera la Diputación y hay nombres y apellidos autores de la matanza. El alcalde de Xàtiva, Roger Cerdà, lo dijo sin nombrar a los sujetos, pero sabe muy bien que tuvieron que tragar con ruedas de molino, del tamaño exageradamente brutal, pero que se mastica poco a poco como una hostia. Los de la Vall dejan de lado su petición insolidaria de millones por doquier para sus inversiones porque han encontrado en el camino otros dulces más apetitosos. Lo dicho: dejemos que el tiempo coloque a todos en su sitio y como dijo el nuevo presidente de la Diputación: «los de Ens Uneix lo merecen todo». Es una manera de pedir perdón y rendir pleitesía a quienes intentaron presidir la institución con un único diputado.

Para mi gusto llega tarde el perdón. Es una excusa que vale de bien poco. El espectáculo ofrecido pasará a la historia cuando la historia abra las páginas del libro y nos presente a los personajes que urdieron el plan por ambas partes. Los socialistas están que arden, los populares felices como las perdices, Compromis sin decir ni mú, Vox ni sabe ni se le espera, y los de Ens Uneix ungiéndose de placer y gusto al ver completada su venganza o mejor dicho su victoria en el juego, saliendo entre insultos por unas dependencias que huelen demasiado a podrido.El alcalde de Ontinyent habrá pasado un auténtico calvario esperando una absolución durante cinco años. Nadie sabrá nunca el dolor de este hombre y todo lo que le rodeó después de ser detenido. Ahora, con el gobierno pepero en la Plaza de Manises, sobre el papel no mandarán un pijo, pero la realidad será otra. La venganza acaba de dar sus primeros pasos o tal vez habrá que buscar otra palabra más acorde con la realidad. Podría haber llegado la orden desde la calle Ferraz para darle el gobierno a Natalia Enguix e ir puliendo poco a poco el perdón por encima de Ximo Puig. 

Pero no le hizo falta al PP chupársela a nadie que esté tocando los cojones en el peor de los casos (frase del nuevo presidente de la Generalitat Carlos Mazón en plan jocoso, dijo el). Solo era cuestión de que el PSOE muriese con su orgullo a cuestas y Jorge Rodríguez con la sonrisa en la boca acusado de traidor. Que le quiten ahora lo bailado en ese momento inolvidable de placer. No hay dinero para ese tipo de pagos. Bueno, quedan los otros todavía por llegar.

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