Se abre la veda para la caza menor con escasez de perdices y liebres

Muchos pueblos de la la Costera y la Vall d’Albaida han decidido no abrir la veda para la perdiz debido al declive de patirrojas y la población de libres también ha descendido de forma alarmante

Una perdiz.

Una perdiz. / Patricio Simó.

Patricio Simó

El jueves día 12 de octubre, festividad de la Virgen del Pilar, se abrió la veda para la caza menor en la Comunidad Valenciana. Muchos pueblos de la comarca de La Costera y la Vall d’Albaida como: Moixent, La Font de la Figuera u Ontinyent han decidido no abrir para la perdiz debido a la escasez de patirrojas. Una medida que busca protegerlas y ayudar a su recuperación.

Llevo más de cuarenta años cazando y no he visto un año tan malo como este. No hay perdices. La sequía, sin duda, ha influido, pero no es el único factor determinante de este alarmante declive. Los cambios de cultivo y una agricultura cada vez más intensiva han acabado con su hábitat natural. Si a eso añadimos, la proliferación de alimañas, como el zorro o el tejón y de depredadores como el jabalí, el cóctel es explosivo.

A pesar de que se dan permisos para cazar el jabalí durante todo el año en batidas o en esperas, la población de jabalíes ha crecido exponencialmente, convirtiéndose en un verdadero problema para los agricultores que ven destrozadas sus cosechas con el consiguiente coste económico y también para la fauna de caza menor. Los jabalíes son animales nocturnos y son capaces de recorrer muchos kilómetros en busca de comida. Las perdices duermen en la intemperie y son presas muy fáciles.

Otra especie de caza menor muy codiciada por los cazadores como es la liebre tampoco pasa por su mejor momento. Fontanars dels Alforins ha sido siempre un terreno muy lebrero y ahora apenas se ven. Por esta zona no se han detectado casos de mixotamosis, como sí ha ocurrido en otras zonas, pero su población ha diezmado de forma alarmante. Supongo que mucho tiene que ver con esa agricultura intensiva y nuevas formas de cultivo a las que me refería anteriormente, como la conducción en espaldera en viña que han acabado con su hábitat natural.

Han pasado cinco años desde que apareció el primer caso y poco, por no decir nada, se ha avanzado en su control y erradicación. Se estaba estudiando una posible vacuna, de la que no se ha vuelto a saber nada. Siguen apareciendo brotes.

El conejo, que era muy abundante por esta zona, llegando incluso a ser plaga, también ha sufrido un fuerte retroceso. En este caso, como consecuencia de la mixomatosis. No han llegado las lluvias que favorecen la expansión de la enfermedad y ya se ven muchos ejemplares enfermos.

Todas las tardes salgo con los perros a dar una vuelta por la finca y no hay día que no traigan uno con la cabeza hinchada.

Así las cosas, solo cabe esperar una buena entrada de tordos, que ya están empezando a entrar a la península.