Cierran dos hornos tradicionales en la Llosa y Rotglà i Corbera

Ambas poblaciones de la comarca de la Costera se quedan solamente con un negocio de este tipo

El aumento de los costes y de la competencia son los principales factores de la crisis del sector

Bajan la persiana dos hornos tradicionales en la Llosa de Ranes y Rotglà i Corbera

Perales Iborra

Es un goteo constante. En un contexto de crisis generalizada del comercio tradicional, el sector de la panadería está registrando un cierre tras otro. Dos hornos ubicados en poblaciones de la comarca de la Costera han bajado la persiana en las últimas semanas. La situación ha causado que en los municipios de la Llosa de Ranes y de Rotglà y Corbera solamente se mantenga un horno tradicional. La perspectiva no es nada halagüeña para aquellos que quieren esquivar la llegada de los productos más industriales. 

Casimiro Gómez Domingo ha decidido jubilarse. Cumple 65 años el próximo mes. Llegó a la Llosa de Ranes en 1992. Tomó las riendas del horno de Sant Josep, uno de los históricos de la localidad. De hecho, en las actuales instalaciones —que ahora son su casa— mantiene un mosaico de azulejos que encontró en su momento con la figura de San José y el año en el que abrió el anterior dueño: 1894. Natural de la localidad de Manuel, ha decidido «bajar la persiana» y disfrutar de la vida: «Tengo dos hijas, una de ellas ha estado conmigo estos últimos años y ha encontrado un trabajo. La otra lleva tiempo trabajando fuera. El horno ya no es rentable», expreso. 

La Llosa se quedará solo un horno tradicional. Casimiro no ha puesto el cartel de «se traspasa», aunque cree que nadie se habría interesado:«Es un pueblo pequeño y no han preguntado». «Ya no hay negocio. Los hornos cierran porque todo ha subido y es muy difícil sacar dinero. Yo hacía un poco de todo, pan y bollería. Estábamos dos personas y no daba». 

El aumento de la factura de la luz, el alza de precios de materias primas como aceite, harina y levadura y la diversificación del mercado son los principales factores que han causado la crisis del sector. Casimiro no escondió su frustración: «Hace diez años todo era diferente, era un negocio más rentable. Además, las peticiones e inspecciones de Sanidad se han endurecido, condenan a los negocios tradicionales... se ha puesto todo imposible», declaró. 

Conocido y apreciado en la Llosa de Ranes, contaba con una clientela fija: «La noticia no les ha gustado, pero es que todo ha cambiado mucho. En la Llosa de Ranes hay suficiente población para dos hornos, pero si la gente decide comprar el pan en gasolineras o supermercados, todo está mucho más difícil». 

Barra de pan a 90 céntimos

Aunque mantenía el precio de la barra de pan por debajo del euro —a 90 céntimos— la situación se le había complicado:«Yo vengo de una familia que siempre se ha dedicado a este negocio. Lo aprendí en Manuel y vine aquí. Sin embargo, parece que conmigo se acaba». 

Ayer, el horno seguía desprendiendo calor. Aún le queda algo de leña y ha decidido mantenerlo encendido los días que hace frío: «El precio de la leña también ha subido mucho. Cuando se me acabe, lo apago todo», expresó. 

El cambio de vida le está costando. Lleva desde los 20 años acostumbrado a un horario diferente, ya que siempre ha trabajado de noche: «Cuando estás en este sector lo más normal es que te pongas a la 1 de la mañana o a la 1.30 a trabajar, depende de la faena que tengas. Yo aguantaba hasta las dos del mediodía, que era cuando cerraba. Y luego me levantaba a las 8 o las 9 de la noche, ya que no abríamos por la tarde. El cambio me está costando un poco, es mucho tiempo con un horario definido». 

Por si acaso, Casimiro Gómez limpiará y mantendrá el horno:«No lo gastaremos, pero lo conservaremos. Nunca se sabe». 

«Forn del Xurro»

La situación registrada en el «Forn del Xurro» deRotglà i Corbera es diferente. Sus últimos dueños declinaron ayer hablar con este periódico. Todo apunta a la falta de rentabilidad como principal factor de la decisión. Situado en una estrecha calle, los vecinos —consultados por Levante-EMV— confirmaron ayer que cesó su actividad esta semana. La panadería tradicional pierde terreno a pasos agigantados, pese a la calidad de sus productos.