Un óptico de Bocairent se libra de un secuestro en un hospital del Chad

Javier Cantó, veterano en misiones humanitarias, esquivó el rapto porque los capturadores acudieron al complejo sanitario un día antes de su visita

Luego, perdió una mochila con documentación personal y material y se vio obligado a tramitar un visado extra

Javier Cantó: "No fui raptado en el Chad porque los secuestradores actuaron el día antes de mi visita al hospital"

Levante-EMV

Javier Cantó Banyó (05-08-1976) es un veterano de las misiones humanitarias. Natural del municipio de Bocairent, trabaja como oftalmólogo en una óptica de Ontinyent y la semana pasado volvió de su octava misión humanitaria en la República del Chad. Su reciente visita fue la más movida en su amplia experiencia cooperando. De hecho, esquivó un intento de secuestro porque los capturadores actuaron un día antes de su visita al hospital. Y también perdió una mochila con documentación personal, lo que causó que su estancia se alargara más de lo previsto ante la necesidad de tramitar un visado extra. Toda una odisea en tierras africanas. Esta es su historia.

«He visitado otros países como Sierra Leona, pero esta era mi octava experiencia en el Chad, me conozco el terreno. Son países muy volátiles, sabes qué puede pasar algo, pero nunca lo había vivido tan de cerca», explicó Cantó.

Un cirujano mexicano y una especialista polaca fueron capturados por una banda con la intención de obtener dinero en metálico por su liberación. El hombre se liberó por un descuido de los guardias, pero la mujer tuvo que ser rescatada cuatro días después: «Podría haberme pasado perfectamente a mí, ya que entraron preguntando por los oftalmólogos y se los llevaron en motocicletas. Llevaban las metralletas cubiertas con mantas. La verdad es que esta es la vez que más cerca he estado de sufrir un percance de este tipo, tan peligroso. Son momentos de mucha tensión», especifico el facultativo.

Junto a un equipo formado por ocho especialistas, han gestionado 500 consultas y operado a casi 150 personas: «El objetivo era llegar a las 300 cirugías, pero el secuestro lo cambió todo. Los propios ciudadanos de allí tenían miedo a venir a vernos», comentó. Por cada operación de cataratas cobran 30 euros, dinero que se destina íntegramente a sufragar los gastos del hospital Saint Michel de Dono manga, en el sur del país, lugar del secuestro. La misma operación puede costar miles de euros en Europa. «Tenemos que evaluar todo lo que ha pasado, ha sido un poco duro. Eso sí, sigo pensando que si se dan garantías tenemos que ir a ayudar allí, porque la gente lo necesita», comentó el óptico.

Y explicó que las cosas son muy diferentes en el país africano: «Te das cuenta de que son lugares que no han evolucionado, donde mucha gente no tiene nada. Si no hay comida para los hijos más pequeños, no comen. Todo es muy distinto. El sentimiento de la pérdida de la vida de la gente a su alrededor lo tienen asumido, las vidas tienen menos valor que en Europa. Es duro».

Pero, no todo se quedó en el intento de secuestro. Javier Cantó perdió una mochila con dinero en efectivo, documentación y 12.000 euros en material durante un trayecto. Con el pasaporte extraviado, tuvo que buscar la forma de salir del país a través del consulado de Camerún, ya que el embajador español estaba de permiso de paternidad: «La embajada francesa nos hizo un papel para volar con Air France. Luego, necesitábamos otro visado de salida. Debía salir un viernes y lo hice un lunes. La mochila volvió, pero no el dinero en moneda local. El percance me costó 4.000 euros». 

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