Cada diputado de Cultura tienesu proyecto y, por lo general, el del anterior no suele ser válido. Así, por lo menos, ha venido demostrando la corporación provincial a lo largo de los últimos años. Así sucedió, por ejemplo, con la idea inicial del Museo Valenciano de la Ilustración que acabó convertido después también en el de la Modernidad (Muvim), pero sobre todo se vivió en el Centro Cultural de la Beneficencia.

Rehabilitado en su día por el Gobierno de Clementina Ródenas y Josep Bresó, la Beneficencia tenía como objetivo albergar todos aquellos espacios expositivos de la corporación provincial: la sala Parpalló, el Museo de Etnología y el de Prehistoria. Y como tal se inauguró. Pero celebradas elecciones, el proyecto sufrió el primero de sus cambios. Y se puso a competir con el IVAM en una línea de exposiciones de arte contemporáneo que no avanzó hacia ningún lado ni dejó memoria, ni colecciones. El segundo paso fue desmontar el Museo de Etnología con el argumento de ampliar el Museo de Prehistoria. Se hizo lo primero, pero para ser testigos de lo segundo hubo que esperar bastantes años. Del Museo de Etnología nada más se volvió a saber. Al menos como tal, aunque sí bajo una siglas que apostaban por una línea de exposiciones -muchas de ellas muy interesantes- y vinculadas a las culturas de todo el mundo.

La Parpalló acabo estrenado espacio propio junto al Convento de la Trinidad. El regreso de la iniciativa, al menos servirá para desempolvar colecciones.