Cerca de un 30% de su presupuesto es la cantidad estimada que maneja la Generalitat y otras instituciones que perderán algunos de los organismos culturales autónomos y nacionales en el próximo ejercicio. Es un porcentaje muy significativo. Más aún teniendo en cuenta que una cifra similar se va al año en cada uno de ellos en gastos de personal.

Por eso, la nueva temporada será momento de agudizar el ingenio para encontrar fórmulas alternativas que algunos institutos, caso de Teatres de la Generalitat, parecen han comenzado a diseñar. Su idea, por ejemplo, pasaría por llenar o completar una parte importante de los carteles de sus teatros adheridos con la reposición de espectáculos producidos o co producidos por el mismo organismo público en los últimos años y que han gozado de cierto éxito.

La idea no es descabellada si se plantea de forma coherente y la propuesta sirve, además, para ofrecer un verdadero abanico de lo que la sociedad teatral valenciana ha aportado, no sólo en los años del actual gobierno, sino incluso de los anteriores. De hecho, existe en el baúl un buen número de producciones desde la etapa del extinto Centro Dramático que desempolvadas darían su juego y, al mismo tiempo, permitiría dar estabilidad a un número importante de profesionales.

La idea de aprovechar el fondo de armario no es nueva. El Palau de les Arts, por ejemplo, tiene en mente ya no sólo reducir el número de producciones sino también recuperar alguna de ellas. Ya lo hace este año en el festival del Mediterrani con Carmen o rescatará 1984 que quedó aplazada por la inundación del coliseo. También traerá alguna a coste cero como Manon Lescaut, producida por Plácido Domingo.

El IVAM, después de los consecutivos recortes de los últimos años, ha encontrado su fórmula organizando exposiciones temáticas o inventando tesis a partir de sus propios fondos, algo que ha funcionado.

El Consorcio de Museos ha optado por producir exposiciones en las que los protagonistas han sido y son artistas o generaciones locales y cuyos costes se han rebajado de forma considerable al proceder la gran parte de las obras de los propios estudios de los artistas. Esta circunstancia no le ha hecho perder atractivo a su oferta. Al contrario. Lástima que algunas infraestructuras nunca llegarán a cumplir su función, como es el caso de La Nau de Sagunt, una rehabilitación de 30 millones de euros que no tiene vida ni se le espera.